El negocio

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña DE BUENA TINTA

SANTIAGO

09 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

D e todos es sabido que el Camino de Santiago es el gran negocio de Compostela y que, por lo tanto, la Catedral es su gran empresa. Así ha sido por los siglos de los siglos, desde que en el año 813 fue descubierta la tumba del Apóstol y se pusieron en marcha esas peregrinaciones que nunca dejaron de caminar -salvo el paréntesis del coronavirus, porque ni siquiera la peste negra disuadió a los caminantes; es más, se cree que fue la ruta jacobea la que introdujo la pandemia medieval-. De todos es sabido, también, que la gallina de los huevos de oro de Compostela solapó, a lo largo del tiempo, otros posibles atractivos de la ciudad que no pudieron con la competencia arrolladora del fenómeno peregrino.

Quizás por eso, a muchos compostelanos les pasará desapercibida la reunión mantenida por los agentes del llamado Acordo da Sionlla, que sentó las bases del proyecto que pretende convertir a la ciudad en un referente en la industria maderera y en la biotecnológica. Creo que se equivocan quienes ignoran la importancia de una iniciativa que busca diversificar el potencial económico e industrial del municipio partiendo de fortalezas todavía no explotadas. Y más ahora, cuando Galicia podría recibir de Europa hasta 10.000 millones de euros para la reconstrucción de una economía herida por la pandemia del covid-19. Un dinero que, desde luego, no será para invertir ni en casas de cultura ni en chapapote, sino en sectores estratégicos.

A fin de cuentas, si el negocio del Camino sobrevivió fue porque supo adaptarse a los tiempos. En el equipaje del peregrino conviven con armonía la concha de vieira y el móvil de última generación.