La llamada

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

29 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El inmenso dolor que está causando la pandemia de coronavirus es la peor de las crueldades. La de morir sin poder estar acompañado de los afectos, de los seres queridos. Y la que padecen tantas y tantas personas que, aun sin haber sido alcanzadas por el virus, viven en soledad la angustia de la incertidumbre y del prolongado aislamiento. En el caso de las personas mayores que están solas, la situación ya es dramática o va camino de serlo. Por eso todos los esfuerzos que podamos hacer serán pocos. Los hijos y nietos, los familiares y amigos, por hacerles compañía en la distancia. Las Administraciones más próximas, por acercarse a quienes no tienen quien les dé una palabra de ánimo y afecto, y por atender sus necesidades básicas. El Concello de Santiago está realizando, probablemente, el mayor despliegue de trabajo y recursos de su historia ante una emergencia, por alcance -ya más de dos mil personas de colectivos vulnerables- y duración en el tiempo. No hay que medir el gasto. No podemos quedarnos por debajo del desafío que afrontamos. No hay montoros que vengan ahora a imponer basta. ¿Es posible acercar unas palabras de ánimo y de qué tal te encuentras a cuatro mil personas mayores que viven solas en Santiago? Claro que es posible. Qué mejor uso para los eficientes recursos del agobiante telemárketing. Magnitudes aparte, el Concello de Dodro lanzó, antes de que atacara el virus, un servicio de llamadas telefónicas periódicas a sus vecinos mayores que viven en soledad. Para dejarles constancia de que hay quien se preocupa por ellos, para decirles que no están solos y preguntarles qué necesitan. Y para saber que siguen vivos.