Más de 600 corazones precisaron ayuda para poder latir bien en el último año

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

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Sandra Alonso

En el CHUS les implantaron un marcapasos o un desfibrilador para darles fuerza

19 ene 2020 . Actualizado a las 22:35 h.

Especialistas de cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) implantaron el año pasado 501 marcapasos y 105 desfibriladores, más de 600 en total, para ayudar a que funcionasen mejor corazones de pacientes del área sanitaria. Son dos dispositivos en los que existe amplia experiencia en el CHUS, pues en los últimos años, entre el 2014 y el 2019, colocó 3.491 marcapasos y 681 desfibriladores, según datos del servicio. Ambos empezaron a colocarse en el Hospital Xeral de la rúa Galeras: los desfibriladores en 1998 y los marcapasos décadas antes, ya «a inicios de la década de los sesenta», indica el jefe de cardiología, José Ramón González Juanatey.

Los marcapasos son dispositivos cardíacos implantados, que tratan enfermedades del corazón caracterizadas por frecuencias cardíacas lentas. La causa más frecuente es la degeneración del sistema de conducción del corazón, pero también dolencias inflamatorias, infiltrativas e isquémicas. Los desfibriladores son dispositivos cardíacos que se implantan en quienes padecen arritmias ventriculares graves o presentan elevado riesgo de padecerlas. La causa más frecuente es la cardiopatía isquémica, pero también se ven en otras miocardiopatías o en enfermedades eléctricas primarias del corazón. Son una especie de «seguro de vida», afirma el cardiólogo Javier García Seara, de la unidad de electrofisiología, que implanta ambos dispositivos. Con él se ocupan de la asistencia otros profesionales, como Luis Martínez Sande, Jesús Alberto Fernández López, Félix Martínez Gigirin y Ana María Domínguez Liste, los dos últimos de enfermería.

La colocación de ambos dispositivos, que dan fuerza al corazón, aumenta y se ha convertido en rutinaria. En 1996 se implantaron solo 172 marcapasos, por lo que prácticamente se ha triplicado la cifra en menos de 25 años. «Se tarda alrededor de 45 minutos en poner un marcapasos y sobre una hora un desfibrilador», sostiene García Seara. Afirma que es difícil conocer el número exacto de personas que portan estos dispositivos en el área sanitaria: no hay un registro completo desde el inicio y hay pacientes ya fallecidos o que han tenido cambios.

En enero del 2010, el CHUS fue además uno de los tres primeros centros de España donde se comenzaron a extraer con láser electrodos no válidos del corazón de pacientes con esos dispositivos, otro avance relevante en su tratamiento.