El Compos apuntala el proyecto con el anhelado retorno de Primo

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

XOAN A. SOLER

El delantero está a la espera del tránsfer para poder tramitar su ficha

05 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Si los fichajes se realizasen por encuestas entre los abonados y seguidores asiduos y el Compos les hubiese planteado hace un mes a qué jugador querrían para apuntalar el equipo, muy probablemente hubiese ganado por goleada una opción, la de Primo. Esa posibilidad, que hace unas semanas parecía una utopía, se ha hecho realidad. El club confirmó la incorporación del ariete, que ya lleva unos días ejercitándose con sus nuevos compañeros a las órdenes de Yago Iglesias. Solo falta el tránsfer para poder tramitar su ficha.

Viene a cubrir el mayor déficit que se le adivinaba a la plantilla en este primer tramo de competición: la falta de un futbolista de área, de un rematador.

Hasta la llegada de Primo no había un nueve puro en el equipo. El recurso más utilizado por Yago Iglesias en el mascarón de proa es el polivalente Brais Abelenda. Rodri Alonso o Gabri Palmás son otras alternativas. Pero se trata de delanteros que, más que estar en el área, olfatean los espacios y aparecen.

Primo es otro perfil, bien conocido por la afición azul y blanca de su anterior paso por San Lázaro, cuando firmó 24 goles en 38 partidos. Es un especialista en los últimos metros y a esa cualidad añade otra muy valorada por la grada: la implicación cuando es el rival el que tiene el balón, el trabajo incansable que despliega en la primera línea de presión.

Es un refuerzo en el que hay que dar al club el mérito que le corresponde en una doble dirección, la paciencia y la cautela para cocinarlo a fuego lento hasta llevar las gestiones a buen puerto. Porque el delantero era un jugador apetecido por varios clubes. Al final, fue definitivo el poso que quedó de su anterior paso por el Compos, el buen sabor de boca que se llevó. Porque Primo también ha puesto de su parte. Vuelve para luchar por un objetivo que entonces se le escurrió al jugador y al club en la recta de llegada, en el último impulso.