Difícilmente se podrá decir que, en un año víspera de Xacobeo, Santiago sale desenfocada en la fotografía presupuestaria de la Xunta. Mas aun en este 2020, porque las partidas vinculadas al Camino de Santiago acaparan un gasto voluminoso y aunque esa lluvia cala en toda Galicia, es en la capital donde más moja, con inversiones específicas, ya sea en la integración urbana de las rutas jacobeas, las intervenciones en el Monte do Gozo, en la Catedral o la financiación del festival O Son do Camiño, entre otros programas. Además, la inversión estrella en infraestructuras, la estación de autobuses de la intermodal, llegará rodada al 2021. Efectivamente, la transversalidad presupuestaria deja mucho en Santiago, también la del gasto corriente, pero yendo a demandas específicas de la ciudad, algunas ya con la etiqueta de históricas, no hay grandes avances. La asignación para los costes de la capitalidad sigue estancada a años luz de cubrir esos gastos extraordinarios; el Consorcio da Cidade languidece en las cuentas de la Xunta; y las mejoras previstas en el Politécnico, Monte dos Postes, el Centro Superior de Hostelería, el Centro de Saúde de Conxo o el Cegadi no ocultan ausencias como la nueva escuela de idiomas y la ampliación del Conservatorio; o la indefinición sobre la depuradora, justificada porque la pelota sigue colgada en el tejado del Concello. La novedad más destacable es el despegue del hub biotecnológico, una apuesta clara y muy necesaria.