Hernández

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

08 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El propio Agustín Hernández dio la clave en una entrevista en La Voz en la campaña de las últimas elecciones municipales: «Seré mejor alcalde de Santiago que candidato, sin lugar a dudas». Pero las urnas le volvieron a dar la espalda y, desde entonces, la salida del exconselleiro y exalcalde era cuestión de tiempo. La vacante en la presidencia del Consello Económico e Social por el retorno de Corina Porro a Vigo le dio a Feijoo la oportunidad para una compensación a la medida de quien fuera uno de sus pesos pesados en San Caetano durante cinco años y al que tuvo que sacrificar como conselleiro para encomendarle la titánica tarea de rescatar al gobierno municipal del PP y al Concello de la zozobra en la que quedaron sumidos tras el paso de Conde Roa y Ángel Currás por la alcaldía. Agustín Hernández fue un alcalde para apenas un año de urgencias y de circunstancias insólitas, extraordinarias; y fue un buen alcalde. Con él comenzó la normalización del Concello, pero no tuvo tiempo suficiente para consolidar su gestión y acabó pagando los platos rotos de sus antecesores. Después, asumió con la misma entrega y elegancia la portavocía del primer grupo de la oposición para hacer un control firme y sin excesivas estridencias de la gestión de Compostela Aberta. Pero Hernández seguía siendo un gestor incómodo dentro del traje de batallas políticas, por lo que ganar la alcaldía -que para el PP, en Santiago, es mucho más que ganar elecciones- era para él un objetivo prácticamente inalcanzable. Con el exalcalde, el CES tendrá un presidente de consensos, que es lo que requiere ese organismo. Santiago pierde un excelente concejal.