El Clínico no se libra de los malos humos

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Solo en el mes de junio el personal de seguridad advirtió en 747 ocasiones a los fumadores

01 jul 2019 . Actualizado a las 23:04 h.

Puros, cigarros, cigarrillos electrónicos... No hace falta emplear más de diez minutos para encontrarse a una decena de personas fumando en el entorno del Hospital Clínico y el Gil Casares, un recinto teóricamente vedado al tabaco. Pero el CHUS no se libra de los malos humos por más que lo intenta. Carteles, personal de seguridad y una comisión creada al uso no han logrado que se cumpla la ley 28/2005, que prohíbe fumar en todo el recinto hospitalario. El incumplimiento, además, no es solo de los pacientes y familiares, sino incluso del personal. Un pijama verde, un fonendo al cuello, y un cigarro a las puertas del área de cardiología.

No obstante, desde el CHUS aseguran que se ha mejorado. Pero las cifras que dan son representativas. En solo este mes de junio los vigilantes de seguridad han tenido que advertir en 747 ocasiones a personas que estaban fumando en el entorno del centro hospitalario. En dos casos, además, fue necesario hacer una identificación de los infractores, porque ni con la advertencia dejaron de fumar.

Y eso que el personal de seguridad asume con templanza su trabajo. «Hay mucha gente que fuma, de fuera y empleados», explican a las puertas de la entrada de consultas externas. Al menos, piden, que no lo hagan directamente en la salida, sino que «se alejen algo, tienen mucho espacio por ahí». No es complicado saber dónde se puede fumar y dónde no. Dos de las entradas del Clínico están perfectamente delimitadas, y un cartel vistoso recuerda que el tabaco está vedado. El único punto que genera dudas sobre la prohibición es el límite con la avenida de Barcelona, y en ese caso la rotonda del párking hace de frontera. Ni en los servicios de psiquiatría se permite fumar a los pacientes tras la reforma de la ley en el 2010. Con la nueva redacción solo puede hacerse en establecimientos de media y larga estancia, al entender que es el hogar del enfermo, por lo que sí se habilitan zonas para los fumadores.

Lo próximo, carteles en el suelo

En los últimos meses la gerencia del área integrada ha llevado a cabo diferentes acciones, en su empeño no solo de acabar con los cigarros en la puerta del hospital sino de que la gente abandone el tabaco. Por ejemplo, se ha actualizado e incrementado la señalización, tanto en la entrada del recinto como en el interior y exterior de los edificios: 21 carteles en el Gil Casares, 115 en el Clínico y 62 en Conxo. Por si fuera poco, en breve habrá una señalización específica en el suelo.

Además, la comisión de dirección ha aprobado el texto de la política antitabaco de la gerencia; se ha editado nuevo material informativo para los usuarios; y al trabajo que hacen los médicos de familia se suman dos consultas específicas, una para pacientes más complicadas y otra para los propios profesionales. Para finalizar, a los enfermos que están hospitalizados y que tienen adicción al tabaco se les ofrece la posibilidad de tener apoyo para dejar de fumar.

Pero pese a todos estos esfuerzos, en el entorno del hospital se sigue fumando. La explanada de la entrada principal, que además está protegida en caso de lluvia, y un espacio con bancos de piedra y madera al lado de la puerta de urgencias son dos de los puntos más elegidos por los adictos al tabaco. Y las colillas campan a sus anchas en muchos otros rincones del entorno sanitario.