La pedrea

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

29 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El empacho electoral ya es cosa del pasado. Mientras los electores han saltado de pantalla para volver a sus quehaceres y planificar o iniciar sus vacaciones, quienes les pidieron sus votos siguen enfrascados en la labor de tejer y destejer pactos con los apoyos recolectados. En los ayuntamientos, una vez constituidas las corporaciones, andan estos días ocupados en el reparto de dedicaciones exclusivas. Las hay para todos los gustos: plenas, a tiempo parcial, compartidas con otro concejal... Y para todos los bolsillos, vistas las notables diferencias que la exclusividad reporta en unos y otros concellos. Aunque muchos ciudadanos podrían pensar que para estos menesteres los representantes políticos sí consiguen sincronizar sus relojes, la realidad es que ni por esas. El desenlace de los comicios aún mete frío y la manta tampoco da para tapar a todos como quisieran.

En paralelo a ese proceso, los partidos ventilan cuentas en un escalafón superior. Es el que permite a muchos alcaldes que no lograron revalidar su condición, o a algunos que se sacrificaron durante varios procesos electorales sin haber conseguido su propósito, acceder a un paréntesis digno con una remuneración pública. Y ahí entra en juego el Senado, que muchos consideran una Cámara de segunda, pero que tiene más utilidad de la puramente orgánica.

Pues mientras todo esto sucede, decía, los ciudadanos hacen sus vidas. Puede que, todavía en busca de oxígeno tras la congestión electoral, no presten atención a esas decisiones internas de los partidos. Pero sus vacaciones acabarán y con la vuelta al cole volverán a caer en aquel bache que sigue donde estaba.