La burbuja

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

31 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Santiago es una de las ciudades españolas con mayor densidad de establecimientos hosteleros y, con diferencia, la número uno en Galicia. Eso no es malo. En una economía de mercado, el sistema se regula por sí mismo, y es la clientela, o la falta de ella, la que dicta sentencia sobre la dimensión y el perfil del sector. Porque sobre la calidad, afortunadamente, hace ya mucho tiempo que la ha dictado: el nivel de la hostelería compostelana es, en general -casos aislados de pirateo los hay en todas partes-, sobradamente apto. No es de extrañar tan alta concentración de establecimientos en relación a la población si tenemos en cuenta que la capital gallega es también la número uno en afluencia de turistas, dejando aparte localidades medianas de la costa sobredimensionadas por impulso del sector. De burbuja hostelera podría hablarse a partir de ahora, con un Xacobeo próximo, por el aterrizaje de oportunistas a la busca de un bocado de negocio en medio de la avalancha, pero tendrán complicada su supervivencia en las travesías del desierto hasta el siguiente festín. No, el problema no es ese. El problema es que, mientras las instituciones hacen tímidos y lentísimos avances para ponerse de acuerdo en sentar bases para una verdadera diversificación de la base económica de la ciudad, da la impresión de que únicamente las actividades relacionadas de una u otra forma con el turismo son las que progresan. Y que solo el sector servicios -y su temporalidad, también su precariedad- es capaz de maquillar las cifras del paro. La aportación del turismo a la riqueza de la ciudad es vital; que su resplandor no ciegue otras vías para un crecimiento sólido.