Herencias fuera de testamento

Montse García Iglesias
Montse García AL TRASLUZ

SANTIAGO

28 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Peleas por un par de ferrados de terreno, por el reparto de un piso, por unas joyas... Las herencias pueden acabar enemistando hasta a los mejores hermanos del mundo durante varias décadas. Pero hay algunos legados por los que nadie se pelea, que pasan desapercibidos de padres a hijos porque no figuran en ningún testamento Y esos, quizás, son los que acaban calando y marcándonos mucho más de lo que creemos. Este martes, a Marcelino de Santiago, Kukas, e Isabel Rey, fundadores de Os Monicreques de Kukas hace cuarenta años, se les iluminaba la cara al contar como entre los espectadores que acuden a verlos en la actualidad se incluyen algunos que les siguieron en sus inicios y ahora llevan a sus hijos para que también disfruten de sus funciones. Eso también es dejar una herencia a nuestros sucesores. Como también lo son esos cuentos que cada noche acompañan a los más pequeños antes de irse a dormir. O esos primeros paseos en bicicleta cuando todavía hay que ponerle ruedines o caminatas por el campo. Porque, al final, es imposible que nos interese la música de mayores si nunca acudimos a un concierto; difícil que nos animemos a comprar una entrada para el teatro si nunca vimos un espectáculo en directo; que compremos un libro si ninguna vez soñamos con esas historias que de pequeños nos relataban. Porque hay herencias que no tienen precio, pero que acaban impregnándonos. Herencias que por mucho que las queramos gastar, será imposible. Y es más, cuanto más las compartamos, más acabarán creciendo. Herencias que se entregan y se reciben en el día a día sin darse cuenta. Me quedo con ellas. Y, además, están exentas de impuestos.