De la identidad a la tecla

SANTIAGO

SANDRA ALONSO

25 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Santiago Futsal atraviesa un momento deportivo delicado, inmerso en puestos de descenso en Segunda División. Hasta la fecha, parece que todo se le vuelve en contra. Ha tenido partidos con más postes que goles, los rechaces están aliados con los rivales porque le perjudican muchas más veces de las que le favorecen, el gol es la asignatura pendiente y el día que consigue hacer seis no le basta para puntuar porque encaja siete. Hay una expresión popular que no echa gota y vendría pintiparada para explicar lo que le está sucediendo al equipo.

Pero tiene algo que no le puede quitar nadie, ni siquiera ahora que los resultados no acompañan: una identidad. La plantilla no levanta el pie del acelerador, trabaja para superar el bache, quiere, tiene un plan de ruta y mantiene la fe. Solo hay una cosa peor que las derrotas, y es que un equipo se comporte como una banda, dentro y fuera de la cancha. No es el caso. El escudo está bien representado, a pesar de que las victorias se resisten.

Quizás sea el peaje para una plantilla con cuatro jugadores de menos de veinte años y tres de veintidós. Solo uno se acerca a la treintena, el portero Iago Barro. Hay dos más de veinticuatro y otros dos de veinticinco. Mucha pelusilla y poca barba.

Quizás influya la baja de Everton en un colectivo al que le falta gol. Pero debería estar cerca de encontrar la tecla para cambiar de inercia. Porque quiere y porque no es una banda. Porque, como decía Cela, «el que resiste gana» y en ese arte está doctorado. Porque tiene una identidad en la que no hay cabida para la resignación.