Querido Armadillo

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro PICHOLEIRISMO

SANTIAGO

13 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

No sé si alguna vez he tenido el placer de cruzarme contigo por la calle, si te he sonreído, si hemos cruzado la mirada... Puede que ni tú te fijases. Quizás iba contoneando las caderas, algo que por lo visto te obsesiona. ¿Llevaría un pantalón demasiado ajustado? ¿Demasiado corto? ¿Tendría que haberme vestido de otra forma? No, querido Capadearmadillo. Aquí el único culpable eres tú. Puede que la ley no condene la cosificación de las mujeres, ni contra muchas formas de machismo con las que convivimos a diario. Esas que te hacen plantearte preguntas tan tontas como las anteriores. Te asaltan las inseguridades y acabas cambiándote de ropa. Porque otras veces no lo hiciste, tras convencerte de que tu cuerpo es tuyo y haces con él lo que quieres. Pero está visto que no es así. Estamos expuestas a los comentarios, de ellos y de ellas (que también nos cosificamos entre nosotras). A que se nos juzgue. ¿Y también a que se nos grabe y salgamos en una página porno para regocijo del onanismo? Ni siendo mis codos o los de otras mujeres me parece ético. Menos, habiendo de por medio menores. Puede que no esté penado, pero sobrepasa los límites de la moralidad a culos vistas (para que me entiendas).

En una web de poca credibilidad, de esas que difunden cosas curiosas, hablaban sobre los peligros del armadillo. Un animal que, bajo su apariencia inofensiva, era sospechoso de extender la lepra, como tú el machismo (la lepra social). Un especialista en enfermedades infecciosas de Nashville advertía: «Mantén la distancia de los armadillos». Una vez en alerta, más les vale a ellos mantenerse alejados. No está el horno para armadillos.