Invisibles

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

16 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay un problema de ocultación de los tesoros monumentales de Compostela y prueba de ello es que se organice una Semana del Patrimonio Invisible, que hasta el próximo martes abre a la ciudadanía siete espacios que por diversos motivos están al margen de los circuitos públicos. ¿Solo siete? Podrían ser setenta. Difícilmente puede calar el sentimiento de ciudad entre quienes desarrollan en ella su vida cotidiana si no conocen todo aquello de lo que pueden sentirse orgullosos, que en Compostela es una inmensidad. Entre sus valores materiales, gran parte del patrimonio monumental que le ha valido el reconocimiento mundial permanece cerrado a cal y canto, y ni siquiera pagando se puede franquear el umbral. Su principal propietario, la Iglesia, más pronto que tarde tendrá que poner al día su responsabilidad social, por correspondencia con los privilegios que todavía le otorgan las administraciones públicas o por pura necesidad de supervivencia. El nuevo régimen de visitas al pórtico de la Gloria restaurado reaviva esta vieja polémica. Es obvio que la obra cumbre del románico no puede ser inaccesible, y no va a serlo en teoría. Ahora bien, el cobro de doce euros es una barrera notable para una experiencia imprescindible. La Catedral sigue resistiéndose a imponer un peaje general de entrada, al contrario que gran parte de las basílicas españolas, y los 17 millones de fondos públicos para su rehabilitación hasta el 2020, aparte del mecenazgo de la Barrié en el Pórtico, son argumentos de peso aunque no tan decisivos como el de ser un gran centro de peregrinación. El templo tiene que explotar sus recursos para autosostenerse, pero con un criterio flexible, social, para no aumentar tanta invisibilidad.