Comer en paz

Serafín Lorenzo A PIE DE OBRA

SANTIAGO

30 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Alguna vez tenía que ocurrir. Y está sucediendo en París. La capital gala acumula una serie de incidentes que pueden ser considerados milenials. Por fin esa etiqueta todavía adolescente, y quizá por ello aplicada con asiduidad a veleidades varias, encaja en el mundo de los sucesos. Porque como milenial cabe interpretar la sucesión de ataques de radicales veganos a restaurantes y carnicerías parisinos. Atentados por comerciar con carne, ya sea cruda o emplatada con mimo. Es la premisa de los que no ingieren productos alimenticios de origen animal llevada a un extremo desconcertante. Milenial total. Los que nos criamos en los ochenta jamás lo hubiéramos imaginado. Ni siquiera los que pulimos aquel viejo disco de los Smiths que preconizaba desde su mismo título, Meat is murder, lo más parecido a una declaración de guerra contra la chuleta.

Pero esta ofuscación vegana se ve con distancia desde Santiago. Y que sea por mucho tiempo. Aquí andamos ahora metidos de lleno en concienciar a los hosteleros y a sus clientes, que somos todos, de los beneficios de servir agua del grifo en lugar de embotellada. Es una apuesta del Concello que cuenta con la complicidad del sector. Se trata de importar esa costumbre que por el mundo adelante es práctica habitual y saludable desde hace décadas, y que ya funciona con normalidad en otras ciudades españolas. Así que, agasajar al comensal con un vaso de agua de la billa tampoco debería suponer ninguna revolución para los hosteleros. Los más escépticos siempre pueden pensar en el turbio panorama de las capitales donde unos fanáticos del brécol te apedrean el local por servir alitas de pollo.