Baile agónico

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En esta era de Internet que magnifica y pone en evidencia la gran brecha que existe entre lo que, para las audiencias, es interesante y lo que en verdad es importante, los políticos pueden caer, ahora más que nunca, -y de hecho caen una y otra vez- en la tentación de orientar sus agendas hacia los gestos facilones, hacia los objetivos que garanticen más réditos en el corto plazo y apartar aquellos trascendentales para una comunidad. Cuando lo importante, además de caro, no luce porque no está a la vista en la vida cotidiana de los ciudadanos, pues ¿qué les voy a decir?: hay muchas papeletas para que sea relegado, sobre todo si su camino no es de rosas. Créanme que no tenía la intención de acabar el año dedicando esta columna al cansino proyecto de la depuradora de Santiago, porque el fin de año debería ser para otros asuntos más complacientes y, además, este tenía que estar, a estas alturas, más que encauzado. Sin embargo, cada día que pasa es menos proyecto y existe el serio riesgo de que finalmente no haya nueva depuradora, ni en O Souto ni en ningún sitio, y el Santiago patrimonio de la humanidad cargue, a saber por cuántos años más, con la vergüenza de no ser capaz de limpiarse el trasero de sus inmundicias. La deriva de este problema, con sucesivos gobiernos locales que lo complicaron hasta el extremo por motivos puramente electorales (Conde Roa) o que después fueron incapaces de enderezarlo, va camino de acabar en una monumental frustración. Tras dos años de inoperancia, Noriega da pasos torpes y agónicos en este feo baile, con la UE a punto de cortar la música de sus fondos. En vez de soluciones, el alcalde aporta excusas. Sobra quien se las jalee.