El infierno

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor ENTRE LÍNEAS

SANTIAGO

22 jun 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Observo desgarrado las imágenes del brutal incendio del centro de Portugal y me pregunto en qué círculo del infierno arderán los incendiarios. Esos que están detrás de la gran mayoría de los fuegos forestales que asolan Galicia año tras año. Esos que ahora se sospecha que también han herido al país hermano con su pata peluda y que son ya los asesinos de al menos 64 personas. Veo esas caras de angustia, esas miradas perdidas, y recuerdo todas las veces que he visto aquí en Galicia esas mismas caras, esas mismas miradas. En lugares como Fecha, en Santiago, que arden y arden con cada vez más riesgo para sus habitantes porque las llamas cada vez se acercan más a las casas. Hay muchos factores que hacen que la comunidad gallega acumule nada menos que la mitad de todos los incendios que se registran en España. Tenemos monte abandonado, sí, pero no más que en el resto del Estado. Hay especies de combustión explosiva, como los pinos y eucaliptos, sí, pero como en tantos otros lugares. Lo que realmente nos arrastra cada verano al infierno es lo mismo que ha llevado la tragedia a Portugal. Son los incendiarios. En Galicia hay más manos criminales que nos hacen arder. Es tan sencillo como terrible. Nos cuestan millones de euros, innumerables desvelos y, en el peor de los casos, vidas humanas. El que prende el monte en varios puntos a la vez cuando azota el nordés y cae la noche, para que no puedan actuar los aviones y helicópteros, es tan terrorista como los que siembran de horrores Europa u Oriente Medio. El infierno del fuego tiene muchas explicaciones, sí, pero casi siempre un único culpable. El que quema.