Melide ilumina con talento vecinal su nacimiento

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

SANTIAGO

David López, un jubilado con vocación de artista, es el creador del belén instalado en la entrada del consistorio

14 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

David López duda con modestia de artista cuando alguien le dice que a su belén no le falta detalle. «Bueno, bueno... es que, a veces, tienes ideas y no las puedes ejecutar. A ver para el año...», dice. De momento, ya son tres los que lleva este vecino de Melide, natural de Santiso, montando el portal navideño que recibe en la entrada principal del consistorio melidense. La plataforma sobre la que trabajó este hombre de 75 años la montaron los operarios municipales y el resto es todo suyo.

«El montaje lo pongo acá», cuenta señalando su cabeza y, concebida la idea, se puso manos a la obra durante cuatro jornadas consecutivas, con sus mañanas y sus tardes, para configurar un belén con tantas piezas que a David se le escapan, pero solo en cantidad. Dice que «las tengo bien grabadas» porque «todas, excepto las del Misterio», con las que se representa estrictamente el nacimiento de Jesús, son obra suya: hechas con escayola y decoradas con pintura.

También firma las edificaciones del montaje, «todas de reciclaje de todo material que me caía en las manos», comenta. Como el arco del portal, de espuma y cartón, pintados con espray dorado; o el castillo de Herodes, para el que también recurrió a la espuma y al cartón, además de a la madera.

Aunque el artista eche en falta algo, que no confiesa, para alcanzar una mayor perfección, el montaje tiene de todo; no le falta iluminación, «que fue lo más difícil porque no soy electricista» y tampoco agua, que discurre por un circuito canalizado. «Es el río Furelos, pero sin truchas», bromea. Además de creador de las piezas y del montaje, David López también es el autor del mural de fondo que ambienta una noche estrellada en la ciudad de Belén.

Porque este jubilado que se ganó la vida trabajando en la hostería y en el comercio en la ciudad suiza de Ginebra, es un apasionado de las artes y, entre todas, la que más cultivó fue la pintura. Y no falta quien admire su obra. La última: el nacimiento oficial de Melide, por el que recibe la felicitación de los vecinos, sea de palabra o por omisión. «Hay quien no dice ni pío, pero se quedan mirando con los ojos muy abiertos», cuenta, satisfecho.