Los dueños de los cines cerrados ven «imposible» que se reabran

Juan María Capeáns Garrido
juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Álvaro Ballesteros

Buscan para los locales actividades alternativas a las salas de proyección tras no recibir ni una oferta

25 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Al margen del oasis de noviembre que supone Cineuropa, todo indica que por mucho tiempo, quién sabe si para siempre, las únicas pantallas grandes con programación estable que existirán en Santiago serán las del centro comercial As Cancelas, que acaban de cumplir un año.

El resto de las salas (Área Central, Valle Inclán y Multicines Compostela) están cerradas y no van a reabrir. Lo afirman con rotundidad los propietarios o responsables de intentar dinamizar estos locales, enormes en la mayoría de los casos, y por los que nadie ha hecho una oferta en firme en los últimos meses.

Los Valle Inclán están disponibles para la venta o el alquiler. Allí siguen las butacas y el tabicado, tal como quedó al cerrar el 30 de junio de este año, pero todo el sistema de sonido y de imagen se ha retirado porque era alquilado. «Lo han venido a ver, pero nadie ha hecho una oferta en firme, al menos para reabrir como cine», explica Tomás Ucieda, quien asegura que tuvieron que echar las persianas «porque perdíamos dinero. De otra forma seguiríamos abierto», comenta este veterano del sector que ve la situación «imposible».

El problema son los costes. Soportar un local así, de 1.100 metros cuadrados, con techos de casi seis metros de altura y una entreplanta es «muy complicado». La gente no va al cine y cobrar como ocurrió hace unas semanas «dos o tres euros está bien, pero a las distribuidoras y a los dueños de las películas no les llega porque van a porcentaje». Ucieda admite que ya no tiene esperanzas de que se mantenga la actividad histórica del local, estrenado en mayo del 83 con Amarcord, de Fellini.

Los otras salas que sobreviven en el Ensanche, aunque sin actividad, son las de los Multicines Compostela. Allí siguen los carteles de las últimas sesiones y los precios de taquilla, que ya superaban con creces los cinco euros en abril del 2012, cuando cerraron por segunda vez tras una errática y accidentada historia que arrancó en 1996. Carece de carteles de alquiler o venta. Su desaparición coincidió con una propuesta de sanción de 40.000 euros por supuestas irregularidades en la venta entradas. Un triste final que parece que no va a tener tercera parte.

«Cobrar tres euros está bien por un día, pero a los dueños y a las distribuidoras no les llega»

Tomás Ucieda