Amas, huéspedas y callejeras

Nacho Mirás Fole

SANTIAGO

<span lang= es-es >Higiene especial</span>. El titular del registro de 231 páginas que se conserva en el Archivo Histórico Universitario es tan eufemístico que por sí solo ya invita a su lectura.
Higiene especial. El titular del registro de 231 páginas que se conserva en el Archivo Histórico Universitario es tan eufemístico que por sí solo ya invita a su lectura. a.h.u.s.< / span>

Revolviendo en el registro sanitario municipal de prostitutas de 1920

10 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hubo un tiempo en el que una ciudad sacrosanta como Santiago trataba de controlar al máximo la población de meretrices que ejercían en el término municipal, sus circunstancias y sus enfermedades. Y no era ni fácil, ni mucho menos cómodo, conciliar en un mismo escenario urbano la casa de Dios y la casa de la Paca; o la casa de la Chelo; u otros lupanares en los que, durante generaciones, se escribió la historia genital de Compostela. Pero había que hacerlo.

Lean la siguiente descripción: «Cecilia G.V. Edad, 41 años. Pueblo de naturaleza: Oroso. Estado: Viuda. Servicio actual: Ama. Domicilio, Entrerríos, 20. Ocupación anterior: gobierno de casa». Estos datos se acompañan de una descripción que, por lo precisa, es casi un retrato robot: Estatura regular; pelo negro; ojos castaños; nariz regular; boca pequeña; cara oval; color bueno». Lo del color bueno es un dato que estremece.

Boca pequeña y cara oval

El Ayuntamiento de Santiago guardaba con bastante detalle, a principios del siglo pasado, los reconocimientos médicos y las enfermedades de Cecilia, la de la boca pequeña y la cara oval. Y lo hacía bajo el capítulo «Observaciones», que recoge, por ejemplo, que la mujer «tiene cartilla en la revisión de higiene desde el 14 de mayo de 1892». Una anotación posterior certifica el fin de su vida de fletera: «Se retiró por encontrarse enferma el 6 de septiembre de 1922».

La de Cecilia es solo una de las fichas policiales que figuran en uno de los documentos que conserva el Archivo Histórico Universitario de Santiago de Compostela. Es un libro, datado en 1920, cuyo título, plagado de eufemismos, ya invita a la lectura: Ayuntamiento de Santiago. Higiene especial. Registro general de las amas de casa toleradas, huéspedas y meretrices callejeras matriculadas en esta ciudad. Como quien matriculara un motocarro.

En total son 231 folios que censan la población meretriz de lo que, varios lustros después, sería la capital de Galicia. El documento contiene información valiosa, como por ejemplo la procedencia de todas aquellas mujeres: gallegas en una buena parte, pero también de fuera, de Portugal, de Madrid... Dolores M., por ejemplo, nació en Santiago, prestaba servicio como «callejera» en el número 10 de la rúa da Carricova y se saneó sanitariamente en mayo de 1900. De Brión era Josefa G., de «cara redonda y color bueno», nacida en Os Ánxeles, «callejera» y sin domicilio conocido.

El censo del «vicio»

Este y otros documentos sirvieron de base para una investigación que realizaron en el 2004 Herminia Pernas Oroza y Manuel Fernández González, publicada en la revista de ciencias sociales y humanidades Sémata.

Este estudio indaga en el fenómeno de la prostitución en Santiago y lo compara con Vigo para concluir en su titular: Dúas cidades diferentes en case todo pero iguais nos vicios: a prostitución en Santiago de Compostela e Vigo durante o primeiro tercio do século XX.

Cuenta el artículo que el número de prostíbulos que había en Compostela no era demasiado elevado en aquel tiempo: nueve en 1886, doce en 1887, nueve en 1915, catorce en 1920 y trece en 1925; en 1930 quedaban cuatro. Señala asimismo que la cantidad de mujeres que acogía cada casa no era muy numeroso tampoco, «entre dúas e catro máis a ama, sen faltar aqueles de máis renome que non baixaban de sete».

El documento municipal cuya portada se reproduce en esta página ubica aquellos inmuebles dedicados al movimiento sexual, edificios que hoy se conservan: Pombal números 1, 9 y 21; Carricova 10; San Agustín 6; Rapa da Folla 23; Poza de Bar 29.... En San Agustín 6, por ejemplo, ejercía como huéspeda María del Pilar C., de 27 años, avalada por la cartilla de higiene que le fue expedida en A Coruña, su cuidad de origen.

Solteras, viudas... El sustancioso capítulo «observaciones» detalla incluso la defunción de alguna, como Carmen M., que falleció en el Hospital el 1 de noviembre de 1914. Llama la atención el interés del gobierno municipal por conocer la ocupación anterior de aquellas mujeres, la mayoría «sirvientas» o «costureras».

Certificado bautismal

Ya en aquellos años, la burocracia no perdonaba. Gracias al documento sabemos que María Adelina M., morena coruñesa de 23 años, consiguió registrarse no sin antes presentar una certificación bautismal expedida por su cura párroco en 1891, y solo una vez que se contrastó el sacramento se le entregó, qué ironía, la cartilla sanitaria imprescindible para pecar por horas.

Cierra el registro una portuguesa de 26 años que ejercía en calidad de huéspeda en Rapa da Folla número 23. De los nombres con los que eran conocidos los lupanares, normalmente por los de sus amas, el más contundente de todos en aquellos años no estaba en Santiago, sino en el barrio de A Ferrería de Vigo: la casa de Jesúsa, A Paxareta.

nacho.miras@lavoz.es