«Él ya lo fue todo en la vida»

Natalia Rodríguez Noguerol
natalia noguerol MELIDE / LA VOZ

SANTIAGO

CEDIDA

Además de Gran Mestre del Camino, es empresario, escritor y mucho más

14 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Aunque el tiempo bien aprovechado da para mucho y uno no siempre es lo que quiere, sino lo que puede o lo que le dejan ser, «Pampín ya fue todo en la vida». Así de realizado se le presenta en Grandes Eventos, la revista que la Orden del Camino de Santiago edita cada año para darle bombo y platillo al acto de investidura de las damas y caballeros a los que Pampín, el anfitrión, compromete a ser embajadores de la Ruta Xacobea por la obra y gracia que le otorga ser el Gran Mestre de una institución tan milenaria como extemporánea. Es su particular cuerpo diplomático, el que le permite, no se sabe si codearse, pero sí con toda seguridad estrechar la mano de más o menos conocidos empresarios, políticos, abogados, médicos, economistas, profesores universitarios... y hasta de actores, como el estadounidense Michael Douglas.

Su tocayo es el caballero más internacional de la Orden que, en su publicación promocional, destaca de su Gran Mestre «un currículo esplendoroso, envidiado por unos pocos y admirado por muchísimos». Para los unos y para los otros, esta es la trayectoria oficial de Miguel Pampín Rúa. A sus 49 años, resta 13 como alcalde de su municipio natal, Melide, donde gobernó desde 1991 hasta el 2004; y ocho como senador, desde el 2000 hasta el 2008. Defenestrada su carrera política por su propio partido, el Partido Popular, Pampín no quiso renunciar a su vida pública y la cultivó dedicándose de lleno al coleccionismo. Además de Gran Mestre de la Orden del Camino de Santiago, es presidente del Foro Universitario Reyes Católicos y el segundo de a bordo de la Fundación Amigos de Galicia.

El de cónsul honorario de Paraguay en la comunidad es la última incorporación a su currículo, plagado de distinciones con encomiendas difíciles de imaginar. Es Caballero Gran Placa de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V, Caballero de la Real Hermandad del Rey San Fernando y Colegiado de Mérito del Colegio Heráldico de España y de las Indias. Su muestrario de títulos también lo descubre como un hombre de mundo. Ha sido reconocido Huésped de Honor de la ciudad de Zgierz, en Polonia, y de Almirante Brown, en Buenos Aires; también Huésped Ilustre de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, en Argentina, de la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana, y de la ciudad de Santo Domingo. Y así hasta un total de veintidós condecoraciones; alguna que otra la recoge Pampín en su tarjeta personal, desplegable por obvias razones de espacio.

El Excelentísimo Señor Don Miguel Pampín Rúa -ese es el tratamiento que le brindan al menos en el servicio de prensa del consulado- también tiene historial académico. Aunque sus compañeros de generación no recuerdan verlo en clase más allá del instituto de secundaria, en su formación figura que cursó estudios de Relaciones Laborales en la Universidad de Santiago de Compostela y que es diplomado en Administración Empresarial por la Escuela de Barcelona.

Lo que no figura en la historia de vida del cónsul es su incursión en el mundo de las letras, en el que hizo sus pinitos con el libro El verdadero Camino de Santiago. El Camino de la fe. Tampoco su trayectoria como profesional en el mundo de la empresa. En la actualidad, tiene participaciones en una inmobiliaria con actividad en Tarragona -Casas Con Feeling-, es editor de un periódico digital con información caduca -eldiariogallego.es- y socio de uno de sus hijos en una empresa para la que ha reservado el registro de cuatro marcas de vino, todas con nombres que descubren un linaje, el de su propia familia, al que imprime abolengo y alta alcurnia: Señorío de Patiño, Abadía de Patiño, Bodegas Vizconde de Patiño y Dinastía de Patiño. Si por las venas de Pampín corre o no sangre azul, noble, no se sabe, tampoco si en los viñedos encontrará una nueva actividad; lo único en apariencia cierto es que el poeta cubano José Martí se quedó corto cuando dijo aquello de «un hombre, para ser completo, ha de plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro».

Reúne numerosas distinciones

con encomiendas difíciles de imaginar

La Orden es el particular cuerpo diplomático con el que se rodea de gente conocida