Un intelectual de sólido prestigio en Roma

Ramón Loureiro Calvo
ramón loureiro REDACCIÓN / LA VOZ

SANTIAGO

21 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

No les parezca mal que, siguiendo una vieja -y un tanto triste- tradición, dificilísima de erradicar hoy, cuando a uno le piden que hable de los demás, hable también de sí mismo. Porque es que no me resisto a comentarles, con indisimulado orgullo, que a mí me une con Segundo Leonardo Pérez López, además de una sólida amistad y de la permanente deuda de gratitud que con él tengo, un cierto parentesco. Un parentesco un tanto lejano, es cierto, pero que en estas circunstancias, a través de nuestras comunes raíces chairegas, quiero reivindicar intensamente.

Y dicho esto, vayamos a lo que de verdad nos ocupa, que es el nombramiento del doctor Pérez López -uno de los grandes teólogos de la Iglesia hispana, nadie lo olvide- como máximo responsable de uno de los más importantes archivos de la Cristiandad: el de la catedral de Santiago de Compostela. Pero hagámoslo, eso sí, aunque contengamos o tratemos de contener la satisfacción personal por esa decisión -una decisión directamente impulsada por el arzobispo Julián Barrio-, siendo conscientes de que, por mucho que queramos dar una cierta impresión de frialdad (una frialdad imposible, naturalmente), tampoco tenemos derecho a callar lo que es del todo cierto.

Ejerzamos, por tanto, nuestro oficio, que es el de contar lo que ocurre y tratar de explicar por qué sucede precisamente eso, lo mejor que nos lo permitan nuestras fuerzas.

Conviene decir, en primer lugar, que Pérez López, a quien su labor como catedrático de la Universidad Pontificia, maestro de teólogos e investigador de los archivos vaticanos jamás le ha impedido seguir ejerciendo como cura rural en su parroquia de O Buriz, es un intelectual gallego que goza de un más que sólido prestigio en el Vaticano. Al César, lo que es del César. Y que la catedral compostelana, de la que ahora se cumplen los 800 años de su consagración, brillará aún más, si cabe, con su presencia. Es cierto que Santiago se ha visto privado del Códice Calixtino. Pero, como alguna vez he escrito ya, y en contra de lo que tantos sostienen a voz en grito, la Iglesia no es la culpable de esa desaparición. Es la víctima. Vaya desde aquí, por cierto, mi mayor reconocimiento y todo mi afecto para el hasta ahora archivero de la catedral de Santiago, José María Díaz, cuya labor ha sido, en todos los sentidos, ejemplar; un hombre con quien Galicia tiene, también, una inmensa deuda.

Comienza ahora, en cualquier caso, un tiempo nuevo. Pérez López, presidente de la Academia de San Rosendo, proyectará al mundo los tesoros, hechos de palabras, de una catedral en la que culmina el camino de peregrinación sobre el que se construyó Europa. Los frutos de su labor comenzarán a verse enseguida. Porque, además, él es de los que hacen Galicia más grande en los corazones que en los mapas. Afortunadamente.

perfil Segundo leonardo pérez lópez, nuevo archivero de la catedral