Os Concheiros recupera la histórica taberna O Tranquilo

X.R. santiago / la voz

SANTIAGO

Continúa la saga familiar al frente de uno de los templos de la ruta vinícola

10 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La ciudad y la ruta dos vinos de Concheiros ha recobrado una tasca histórica: O Tranquilo. Hace casi seis años, la clientela de las tabernas tradicionales sufrió un trastazo al ver como se cerraba el emblemático local y la rúa quedaba un poco huérfana. El día de la clausura hubo lágrimas de pena cuando se cerró la puerta. Ahora las ha habido de exultación al reabrirse.

La vuelta de O Tranquilo es obra de María del Carmen Otero, que sigue la tradición familiar desde hace casi 80 años. Cuando se clausuró estaba su hermana Rosa detrás de la barra. «Había moita xente que desexaba que O Tranquilo volvese funcionar, porque dicían que o barrio estaba un pouco morto. E aquí estamos», dice María del Carmen.

Curiosamente, cuando ayer el redactor dialogó con la propietaria, los mismos clientes del día del cierre charlaban amigablemente en el local. «Xa foron volvendo os de sempre. Son unha clientela fiel», dice Maricarmen. Pero por encima de la ilusionada concurrencia emerge el júbilo indisimulado de la suegra de Mari, de 86 años, que ansiaba ver resucitado y bullicioso el añejo local en donde ella misma sirvió comidas a los feriantes de Santa Susana y a los comensales del día cuando los fogones de O Tranquilo estuvieron a pleno rendimiento hasta su extinción, a mediados de los años 70. Hoy no hay yantares, pero sí unas tapas muy amigas del paladar. «Os callos dos sábados teñen sona», comenta Carmen.

El escenario de la reapertura es muy diferente al de antaño. La crisis planea conminatoria, pero la propietaria le planta cara al futuro con el máximo optimismo y el calor de la parroquia. Aguarda que la nueva temporada sea duradera, aunque sabe que en estas lides hacer predicciones no es lo más aconsejable. Lo primordial es que la tradición sigue y O Tranquilo resurge vigoroso y remozado. Los dueños mantienen el local de siempre, aunque rejuvenecido y sin arrugas merced a un leve repaso estético.

Partidas

«Estou feliz de que abrira O Tranquilo, aínda que por agora boto en falta aquelas animadas partidas que había nesas mesas», cuenta Paco, un cliente de siempre. Maricarmen recuerda el almacén de Coren que existió en el barrio y que surtió el local de jugadores de ruidosas partidas. No les andaba a la zaga el propio dueño del local, el legendario Secundino, en sus míticas manos con el propietario del Tangueiro. Son glorias idas, pero todo se andará. La nueva etapa está aún incipiente.

Pero las futuras partidas ya no podrían celebrarse entre las brumas del cigarro y el rapé. La crisis y el tabaco van de la mano. «Notámolo moito. Antes viñan pandillas que tomaban cinco ou seus rondas. Hoxe toman unha e van fumando polo camiño», lamenta Maricarmen. Su hijo, que le echa una mano en la cocina, fue también uno de los instigadores de la reapertura del viejo templo del taceo, ahora del «vaseo».

Paco, cliente fiel, tiene nietos y son campeones de triatlon. Va a presenciar un torneo en Trives. Volverá para contarlo, acodado en O Tranquilo.