Propuestas del siglo de los derechos

Joel Gómez SANTIAGO/LA VOZ.

SANTIAGO

La presidenta del Parlamento Panafricano, Gertrude Mongella, sostiene que «si alguien puede acabar con el hambre y la pobreza somos las mujeres»

08 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Las tecnologías de la información deben «captar el idioma de los derechos humanos» y ser vistas «como herramientas y no como armas de destrucción», afirmó Gertrude Mongella, presidenta del Parlamento Panafricano, en el congreso sobre Información y Derechos Humanos que se celebra en Ciencias da Comunicación, dentro del Foro 2010. En la inauguración participaron altos cargos de administraciones; el decano José Pereira y la profesora Margarita Ledo; y Manuel Dios por el comité organizador.

En tres décadas de actividad, Mongella ocupó altas responsabilidades, como presidir la Conferencia de la Mujer de Pekín en 1995. «Si alguien puede acabar con el hambre y la pobreza somos las mujeres», afirmó ayer, al tiempo que admitió su «apetito y ganas por participar», e invitó a los presentes a dialogar con ella y «no decir amén, amén, a todo lo que yo diga».

Su esperada intervención impactó tanto por lo que dijo como por la forma en que lo hizo. Defendió que debe insistirse «no en lo que divide a la sociedad sino en lo que la une», y que la igualdad de la mujer no consiste en ser como los varones, sino en poder «expresar todo mi potencial» y en que no se violen sus derechos.

Mongella enfatizó en el interés de la información porque «muchas veces las mujeres no conocen sus derechos» y entonces no saben bien por qué luchar. A estas alturas, agregó, los derechos humanos «están perfectamente definidos», y expresó su confianza en que «este siglo sirva para conseguir esos derechos, acordados internacionalmente, que es fácil definir a nivel local». Valoró que «habremos fracasado si estos derechos tan bien definidos no se alcanzan para hombres, mujeres y niños».

También apeló a «los derechos colectivos» y recordó que en muchos lugares del mundo las personas no saben si estarán vivas a la mañana siguiente, por no temer garantizado el derecho a la vida. Alertó igualmente contra «una sociedad de consumo, que está llena de riesgos», y reclamó como otro derecho «no violar el espacio ocupado por el otro»; y que donde haya conflictos, la paz se consiga entre las partes «porque si hay mediadores, cuando no estén allí la paz se volverá a violar», dijo por experiencia.