La USC carece de mecanismos para retirar un honoris causa

David Gippini SANTIAGO

SANTIAGO

XOÁN A. SOLER

Reportaje | Los reconocimientos en la Universidad compostelana A pesar de la campaña puesta en marcha en Internet, parece complicado que se pueda desposeer a Franco de su doctorado honorífico, ya que no se contempla en los estatutos

21 mar 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

GALERÍA DE ILUSTRES. Los retratos de los doctores honoris causa por la USC pueden verse en el Rectorado; desde el primero, Gustavo Cordeiro (1950) al último, Juan Sebastián López Arranz (2003). Franco puede descansar tranquilo en su megalómana tumba del Valle de los Caídos, ya que su doctorado honoris causa por la USC no parece peligrar. A pesar de la campaña puesta en marcha a través de la web www.cansendono.net, y a pesar de las más de 220 firmas recogidas en apenas dos días. Lo cierto es que el mecanismo de concesión de doctorados honoris causa de la universidad compostelana no contempla mecanismos para la retirada de estos reconocimientos, por lo que, aún en el supuesto de que existiera un consenso en el claustro, sería necesario arbitrar antes un protocolo. Algo poco probable, sobre todo si se tiene en cuenta que el procedimiento sólo tendría aplicación en el caso del dictador, el único borrón en la lista de honoris causa concedidos por la USC. En efecto, basta con repasar los nombres de los galardonados para comprobar que la única fisura es la que representa el anterior jefe del Estado. Su figura palidece al lado de científicos como Severo Ochoa o Francisco Grande Cobián, escritores como Camilo José Cela o Gonzalo Torrente Ballester o figuras polifacéticas como Isaac Díaz Pardo e Ignacio Ramonet. Incluso los políticos que forman parte de la lista, como Alfonsín o Sanguinetti, atesoran al menos una trayectoria democrática más limpia que el militar ferrolano. Si acaso, se puede reprochar a la lista la escasa presencia de mujeres, con la escritora brasileña Nélida Piñón como única representante femenina.