Drácula era gallego

José Luis Ordóñez Fernández

AL SOL

09 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ada se adentró en el Pazo Molinos de Antero y allí vio, en el centro del patio, la figura espigada y elegante de su invitado.

-Buenas noches -dijo él-. Bienvenida a mi humilde morada.

Ada contempló la belleza y soledad que se respiraba en el exterior de aquella construcción ubicada en el antiguo Camino Real de Castilla, en Monforte de Lemos.

-La primera pregunta es obvia, señor conde: ¿por qué ha decidido mudarse a Galicia?

Era una noche agradable de verano.

-Son tiempos difíciles para los de mi edad -respondió-. Ahora, con el coronavirus, lo más seguro es retirarse a un lugar tranquilo.

-¿Cómo se adapta? -preguntó Ada, que caminaba admirando el pazo y sus años de historia.

-Ya hablo el castellano y aprendo gallego. Hermosa lengua -sus palabras eran amables y seductoras.

Ambos cruzaron una mirada.

-¿Y es cierto que uno de sus antepasados era gallego? Un tal Drácula. ¿Le suena?

El conde esbozó una sonrisa.

-¿Quién no ha escuchado hablar del poderoso, mítico y legendario Príncipe de las Tinieblas? -fue incapaz de ocultar el orgullo que sentía-. ¿Quién no ha…?

El anfitrión, envuelto en un torbellino de egocentrismo, perdió de vista por un momento a la periodista y, justo entonces, sintió un pinchazo en el pecho.

-Debe creer que yo soy imbécil -exclamó Ada, que ahora, por fin, entraba en su campo de visión con el gesto decidido-. Usted es el único conde Drácula y ni por covid-19 ni por nada Galicia va a ser el nuevo pasto de sus víctimas

-¿Pero…? -cayó sobre sus rodillas y entonces se dio cuenta: una estaca había entrado por su espalda y el pico ahora sobresalía a la altura del corazón-. ¿Quién…?

-Mi nombre es Ada Van Helsing y, la verdad, no sé si nació en Galicia, pero una cosa es segura: aquí va a terminar sus días -exclamó.

El conde tosió.

-No… no puede hacer esto… -suplicó-. Soy… soy el conde Drácula… tengo siglos de existencia y sabiduría…

Ada, decidida a terminar el trabajo empezado por su antepasado Abraham Van Helsing a finales del siglo XIX, dio un paso hacia el vampiro y después sentenció:

-Hai que ir morrendo.

José Luis Ordóñez Fernández. Escritor. 47 años. Monforte de lemos.