Eva Afonso, tiroteada por su expareja en O Grove: «Nos hacen seguimiento a las víctimas y los agresores están sueltos»

leticia castro O GROVE / LA VOZ

SANXENXO

Eva Afonso, este sábado, en el congreso de Semergen celebrado en Sanxenxo
Eva Afonso, este sábado, en el congreso de Semergen celebrado en Sanxenxo Leticia Castro

Esta víctima de violencia machista sigue a la espera de juicio; ayer relató su historia en un congreso médico celebrado en Sanxenxo

22 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Eva Afonso, la vecina de O Grove a la que su exmarido le pegó dos tiros en la cabeza en el 2018, sigue a la espera de juicio. Mientras tanto, acude a compartir su experiencia en los foros donde es requerida por si su experiencia puede ayudar a alguien, incluso a los profesionales sanitarios. Por ese motivo estuvo ayer en Sanxenxo, donde participó en el Congreso de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Allí, entre otras cuestiones, los profesionales hablaron sobre cómo tratar a víctimas de violencia machista, qué protocolos seguir y qué tipo de atención es la más adecuada.

De la mano de la Asociación contra la Violencia de Género Esmar, Eva relató con minucioso detalle el trato recibido en todo este tiempo por los facultativos que la atendieron. Su testimonio fue escuchado atentamente por los profesionales médicos presentes en la sala, que buscaban en la experiencia sufrida por ella herramientas para enfrentarse a este tipo de situaciones, y detectar sobre todo cuándo comienza a producirse el problema, «antes de llegar a la agresión física».

Se habló de infinidad de cosas, pero se hizo mucho hincapié en el maltrato psicológico, algo de lo que Eva desgraciadamente sabe bastante. «A mí me costó muchísimo ver el maltrato», comentó. «Él me hacía sentir poca cosa, me infravaloraba, pero yo lo pasaba por alto». Y como ella, la mayor parte de las víctimas, aseguraban algunos facultativos presentes.

Las agresiones físicas comenzaron después, y confiesa que las primeras veces no las quiso denunciar. En una ocasión llegó a tirarla por las escaleras, «y reconozco que en ese momento la doctora que me atendió quiso que presentara denuncia, pero me negué», dice. Le perdonó mucho, porque tenían una hija en común, hasta que se cansó. «Me di cuenta muy tarde, a pesar de que mi familia veía que ese trato no era normal». Ahí fue cuando él decidió presentarse en su domicilio y pegarle un tiro. Esa agresión, en la que él también se disparó, marcó un punto y aparte. Desde entonces, Eva se ha hecho más fuerte, pero vive con miedo, porque su exmarido ahora está suelto «y la orden de alejamiento se la salta cada dos por tres».

Así que una vez más, la condena en realidad la tiene ella, la víctima, quien lleva un dispositivo electrónico a través del cual está vigilada. «Tendría que ser al revés», subrayaba. En todo este tiempo, el agresor, que no puede comunicarse con ella a través de ninguna vía, ha quebrantado las medidas en más de cien ocasiones «y a quien realizan el seguimiento es a mí, y esto también es maltrato psicológico». Así que vive su vida condicionada por un individuo que con estos antecedentes podría volver a cometer alguna locura, algo que le genera continuas crisis de ansiedad y dificulta su día a día en el terreno laboral.

Con una sonrisa en el rostro pretende ayudar ahora a mujeres jóvenes que estén pasando por algo parecido, las anima a que denuncien al primer indicio y le presta su consejo a toda aquella que se lo pida.