Sanxenxo restaurará el edificio histórico de Noalla sin alterar su estructura
20 may 2018 . Actualizado a las 10:00 h.Vía libre desde la Xunta para la restauración del pazo de Quintáns, en la parroquia sanxenxina de Noalla. El consello territorial de Patrimonio Cultural de Pontevedra emitió un dictamen favorable a la intervención en este inmueble, que el Concello de Sanxenxo quiere convertir en un museo y centro de interpretación de las salinas y el istmo de A Lanzada. El informe autonómico inciden en que el proyecto propone una rehabilitación global del pazo, cumpliendo con las determinaciones de la legislación cultural y del Plan de Urbanismo.
El proyecto de intervención en Quintáns lo han redactado Mario Crecente y Asociados Consultores. Incluye una descripción de todos los trabajos a realizar y los estudios que serán necesarios para su ejecución. El gobierno local destacó que este equipo lo forman técnicos que están licenciados en historia, arqueología e ingenieros, «que acreditan experiencia en trabajos con bienes declarados de interés cultural, debido a las características y singularidades que presentan».
Está previsto actuar en los 8.500 metros cuadrados de la parcela, manteniendo las estructuras originales del edificio. No se derrumbarán ni fachadas ni cubiertas y tampoco se modificarán huecos ni se abrirán otros. «No se hará ningún cambio que modifique su composición original», matizaron desde el ejecutivo sanxenxino.
Ahora el Concello remitirá toda la documentación al Ministerio de Fomento para la concesión de la ayuda de 900.000 euros que este departamento estatal destinará a la recuperación y puesta en valor de este entorno cultural. El Ayuntamiento, por su parte, dispone ya a cargo de los presupuestos municipales, de dos partidas de 140.000 y 340.341 euros para poder afrontar la parte que le corresponderá de la intervención en el inmueble.
El pazo de Quintáns es una construcción «espectacular», según recuerdan desde el bipartito y cuenta, además de la vivienda, con capilla, patios, plaza frontal, jardín y huerta amurallada. La disposición actual del recinto probablemente se originó desde finales del siglo XVI, como una posible evolución de la torre del Casal de Moldes.
El Concello admite que el estado de conservación del pazo, que pasó a ser propiedad municipal en el 2006, es malo, «por el abandono sufrido de forma prolongada». Se ha detectado un proceso grave de deterioro material y estructural, lo que ha conllevado el colapso en algunas partes de la cubierta y de sus forjados, que habrá ahora que reparar.
La finca tiene una superficie de 9.000 metros cuadrados y se valorará la creación de un jardín botánico en el recinto.