«Hay que ganarse la confianza de la víctima y acercarse para poder ayudar»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PORTAS

CAPOTILLO

La médica Victoria Cal subraya que hay que respetar los tiempos de la mujer, no juzgarla, no meterle prisa ni culpabilizarla

24 nov 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

La médica de familia Victoria Cal Durán (Pontevedra, 1976) lleva un mes en el centro de salud de Caldas de Reis, aunque en el PAC de este municipio trabajó diez años. También consultó en el ambulatorio de Portas. La doctora conoce bien el protocolo de detección de casos de violencia de género desde la órbita asistencial de atención primaria.

-¿Todos los centros de salud disponen de este protocolo y desde cuándo está en vigor?

-Sí. Por lo menos tienen acceso a él desde la intranet, tanto al protocolo como a la guía clínica de actuación ante casos de violencia de género. Todos lo tienen, sea físicamente o en Internet. Se han dado cursos de formación para los profesionales. Está en vigor desde principios del 2009.

-¿Qué aporta este protocolo?

-El protocolo sobre todo en atención primaria insiste en la detección de la víctima que nadie conoce, en detectar esos casos. El protocolo abarca todo, la violencia física, la sexual, cómo actuar si la víctima acude a urgencias con una paliza severa o con violencia sexual. Pero lo más interesante de este protocolo es que incide desde el punto de vista del médico de familia en la detección del caso que no viene.

-¿Hay un patrón o un perfil?

-Primero pensar en la paciente, sobre todo en determinados casos en que viene muchas veces con dolores crónicos inespecíficos y que luego, tras esa hiperfrecuentación, pasa temporadas en que desaparece. El caso de la paciente con trastorno psicológico, con esa depresión que no sabemos muy bien cómo enfocarla.

-¿Cómo se hace la intervención?

-Buscamos que los médicos de familia nos lo planteemos y pensemos que puede existir y cómo abordarlo porque a veces si a esa paciente la abordas directamente se pierde. En la guía vienen preguntas abiertas, nosotros lo que recomendamos es empezar con preguntas genéricas. ‘He visto que te duele esto’, que son dolores crónicos que se pueden somatizar por otros problemas. ‘¿Qué tal va todo casa?’, ‘¿va todo bien?’. Hay que ganarse su confianza, ‘te veo triste’. Hay que acercarse desde lejos e ir abordando. Hay que entender, y eso nos cuesta mucho a los profesionales, que hay que respetar los tiempos, excepto claro en emergencias. Si está en peligro hay un protocolo de actuación inmediata, está claro.

-¿Las víctimas necesitan ese tiempo para contar?

-Normalmente son mujeres que llevan muchos años en una situación de violencia y no están preparadas para contártelo todo en una consulta. No pasa nada, el médico de familia tiene esa gran ventaja. Es ese profesional que está a disposición del paciente, ella puede venir y te inicia. Hay que dejar la puerta abierta. A lo largo de varias consultas, o muchas, te vas ganando su confianza y vas logrando ese acercamiento para poder ayudarla. De eso se trata, de respetar los tiempos de la mujer, de no juzgarla, de no meterle prisa, de no culpabilizarla nunca de esa situación. Eso de si no se va de casa es porque no quiere, nunca, porque entonces la perdemos. Y no frustrarse como profesionales cuando la mandamos al CIM o creemos que la tenemos y de repente desaparece.

-Siempre se dice que cualquier mujer puede sufrir esta violencia...

-Son mujeres que viven muchas veces situaciones muy complicadas. Siempre pensamos que la mujer que socioeconómicamente es más débil y la que está más aislada es la más vulnerable, pero un gran problema que tenemos también como profesionales es que no pensamos en el nivel socioeconómico medio alto. Mujeres con formación universitaria y nivel socioeconómico alto también lo sufren, y cuesta más contarlo porque socialmente no se entiende.