Manuel Omil, exportavoz de la Policía Local de Pontevedra: «Las noticias tristes, mejor olvidarlas»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Destaca que «en estos años apenas hemos tenido muertes en la carretera»

29 oct 2023 . Actualizado a las 19:47 h.

Entró en la Policía Local de Pontevedra en 1982 cuando aún se conocía como Policía Municipal y, salvo un período de ocho o nueve años que disfrutó de una excedencia, ha permanecido vinculado a este cuerpo toda su vida profesional, los últimos diecinueve años como su portavoz. «Entré en el 2004 con Guillerme Vázquez cuando estaba de delegado de la policía. Me dio esa confianza. Para nosotros era muy importante tener una voz desde la policía, primero, porque sabíamos que era una demanda de los medios de comunicación, pero también porque para nosotros era muy necesario. Muchas veces, sobre todo hoy con las redes sociales, se difunden imágenes muy cortadas y se dan versiones y entendemos que si nosotros damos la versión que consideramos que es la real, podemos transmitir mucho mejor», remarca Manuel Omil, quien se jubiló hace escasos días.

—¿Es un interlocutor entre la policía y los medios de comunicación?

—Sí, nos permite mantener un contacto a través de los medios de comunicación con la ciudadanía en general. Especialmente con los operativos de tráfico, pero también para cualquier situación de emergencia nos permite contactar con la ciudadanía a través de los medios.

—¿Recuerda como fue aquella conversación en la que le propusieron para ser portavoz?

—Había muchas dudas. Es normal. Era la primera vez que se iba a hacer una portavocía de la policía. La mayoría de los concellos tienen su propio gabinete de prensa, pero eso de que una persona un poco extraña y de la policía fuera portavoz... Bueno, un poquito de reparo había al principio. Yo estaba como presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) y eso dio lugar a una entrevista que me hizo Meli Fandiño para hablar de la policía, pero como presidente de la asociación. Guillerme la escuchó, le gustó la forma en que me desenvolvía y, a partir de ahí, me dio toda su confianza. No tengo más que agradecimientos a Guillerme. Siempre me apoyó. A partir de ahí todos los delegados de la policía que hemos tenido, Demetrio [Gómez], que estuvo poco tiempo, Carme Da Silva, que ya estuve más años con ella, y ya estos últimos cinco años con Eva Villaverde, en todo momento, me mostraron muchísima confianza. Y luego tuvo la suerte de trabajar con Ángeles, Begoña y Antón, que al principio me ayudó mucho. Eso es importante para alguien que desconocía lo que son los medios de comunicación. No quiero olvidarme de Daniel Macenlle, con el que estuve trabajando muchos años.

—Imagino que en estos veinte años se habrán producido algunos sinsabores...

—Sí, no cabe duda. Siempre están más relacionadas con situaciones tristes, como pueda ser el fallecimiento de una persona en un accidente de tráfico. La verdad es que en estos años apenas hemos tenido muertes en la carretera, pero algunos hemos tenido. Veníamos de tener un promedio de tres o cuatro muertos por accidentes de tráfico al año, hubo años, incluso, de nueve y desde el 2004-2005 esas cifras se han reducido prácticamente a cero.

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—¿Y hay alguna noticia que recuerde especialmente?

—No, ninguna. Creo que me tengo que dar más con la parte simpática. Recordaba el otro día con unos amigos como una vez una persona se acercó a un motorista que se encontraba de servicio en la avenida Marín y que quería presentar una queja contra un bar. Y cuando le preguntaron que le había pasado. Le dijo: «No, es que no me quieren vender cocaína». Siempre te quedas con la parte agradable. Recordaba el otro día como en más de una ocasión se tienen rescatado a personas en situaciones extremas. Fue el caso de una señora muy mayor que se había perdido. Era vecina de la zona de A Seca. Se estableció un dispositivo de búsqueda por toda esa zona. Luego a un compañero le pareció verla en un partido de fútbol por Pasarón. Eso nos permitió revisar las cámaras y dar con ella. Saber por donde iba, cambiar el dispositivo y salvarla con vida. Cualquier situación de estas, en las que se salva a alguien, lógicamente siempre son las más satisfactorias. Las noticias tristes, mejor olvidarlas.

«Mentiríamos si decimos que al principio nos parecía bien el modelo de ciudad»

Manuel Omil asegura que, por el momento, «no me planteo nada. Estaba muy habituado y muy a gusto. Me jubilo forzoso, ya no me dan opción. En la policía llegamos a una edad y no podemos ampliar los años de trabajo, que por mí hubiera continuado. Me siento con ganas, con fuerza y muy a gusto».

—¿Lo echará de menos?

—Tengo 66 años y 4 meses, que es mi edad obligatoria de jubilación. Pero también es verdad que entiendo que en la policía una persona de mi edad, a lo mejor, no rinde igual, pero en el puesto que yo tenía me lo permitía.

—Y siempre vinculado a Pontevedra.

—Bueno, he estado en un período de cuatro o cinco años en Madrid. Estudiando, trabajando y luego, sí, la morriña tira y me vine para Pontevedra. Estoy muy orgulloso de esta ciudad. El haber vivido su transformación desde el año 1999 me hace muy feliz.

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—¿Cómo se vivieron aquellos cambios?

—En un principio, la mentalidad que teníamos era dar la máxima fluidez al tráfico. Nos preocupamos del tráfico. Había atascos por todos lados, había policía regulando el tráfico, porque nuestra prioridad era el tráfico. Este modelo de ciudad fue evolucionando y nosotros fuimos cambiando con el modelo. Mentiríamos si decimos que al principio nos parecía bien. Estábamos muy acostumbrados al coche, pero, poco a poco, año tras año, hemos ido adaptándonos a ese modelo de ciudad y hoy estamos encantados. El tráfico ha disminuido. Hoy es muy difícil ver a un policía regular en tráfico como antaño. Solo podemos hablar bien de este modelo de ciudad. Nosotros somos un granito de arena en este modelo de ciudad, pero podemos aportar datos. Podemos constatar que el número de accidentes ha bajado, pero, sobre todo, es que ha disminuido la gravedad de los accidentes. No hay muertos y los heridos graves son doce o catorce.

«Hay tres o cuatro personas que no saben que tenían que haber muerto en un accidente»

«Puede sonar un poco fuerte, pero en Pontevedra hay tres o cuatro personas al año que viven y no saben que tenían que haber muerto en un accidente de tráfico». Con estas palabras, Manuel Omil alude a uno de los efectos más visibles del cambio de modelo de ciudad, pero no es el único cambio que ha vivido en toda su carrera profesional.

—Imagino que en estas cuatro décadas la Policía Local habrá evolucionado considerablemente.

—Sí, hay un antes y un después en 1986 con la aprobación de la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Por cierto, fue la primera vez que nos pasamos a denominar Policía Local. La ley definió nuestras funciones y eso nos ha permitido desarrollar más nuestra actividad. Por otro lado, cuando entré en 1982, el sueldo equivalente a hoy en euros sería de 300 euros, cincuenta mil pesetas. ¿Qué pasaba? Que se ganaba mucho más fuera que dentro. El empleo podía darte seguridad, pero nada más. De hecho, cuando entré, todos teníamos uno o dos trabajos a mayores. No daban el sueldo de la policía.

—Está claro que eso se ha mejorado.

—Sí, y también ha subido el nivel de exigencia a la hora de entrar en la policía. El certificado de estudios era lo que valía en los años 70; en 1985, que fue la primera posición en la que yo estuve y además participé en la formación de los que ingresaron, ya se exigía lo que llamaban bachiller elemental, y hoy ya se exige un mínimo de un bachiller superior. Se está notando bueno, una mayor formación. Además, los agentes no aprueban una oposición para entrar a la policía, aprueban una oposición para entrar en la Academia. También es verdad que con el paro se presenta gente mucho más preparada, incluso, con un nivel universitario y eso se nota muchísimo.

—¿Cómo le sienta que les asocien muchas veces con las multas?

—Es eso de que la Policía Nacional detiene los malos y la Policía Local denuncia a los buenos. Es lo de siempre, «¿cómo vas a multarme que acabo de aparcar ahora mismo?» o lo de «fue un minuto». Bueno, es una lacra que tiene la policía. De todas formas, siempre voy a decir que es un orgullo para la policía defender este modelo ciudad a través de las multas. Nosotros no queremos denunciar, solo denunciamos a aquel que infringe, no a la gente que aparca bien. Con el coche puedo ir donde quiera. No tengo limitación de ninguna calle ahora. Eso sí, tengo que ir con un objetivo.