Un error que cuesta un punto

La Voz SANTA EULALIA / ÁREA 11

PONTEVEDRA CIUDAD

LOF

Un penalti absurdo en la prolongación tumba al Pontevedra

24 nov 2019 . Actualizado a las 20:46 h.

Un inocente agarrón de Pol Bueso sobre Fran Núñez en un balón colgado sin aparente peligro cuando ya pasaban tres minutos del noventa le costó la derrota al Pontevedra en forma de penalti que Pepe Bernal envió a las mallas. Fue el pésimo colofón a un aburridísimo encuentro, donde el fútbol se limitó a balonazos en largo sin sentido por parte de unos y otros. Los de Pouso no se adaptaron ni al campo ni al viento, ofreciendo una imagen grisácea muy marcada por las condiciones tan particulares del feudo peñista.

La primera parte fue un bostezo otoñal en tierras ibicencas. El Pontevedra nunca se adaptó a la superficie ni a las dimensiones y la Peña tampoco anduvo inspirada. Como resultado, un recital de pelotazos sin sentido, un fútbol trabado con dos señores aburridísimos, uno debajo de cada travesaño. Y eso que Pepe Bernal avisó para los locales a los dos minutos con un chut desde la larga distancia que se perdió cerca de la escuadra de Edu, pero muy poco más.

Los de Carlos Pouso trataban de llegar por la vía rápida, balones en largo buscando la referencia de Adighibe para las segundas jugadas, pero el nigeriano estuvo siempre bien vigilado. Los locales optaban por su receta clásica, bien ubicados atrás y buscando salidas en velocidad en pos de los extremos Fraile y Núñez. Y en esa tesitura, con toda la lucha del mundo en cada balón dividido y brega a toneladas, pero nula claridad, el peligro llegaba con cuentagotas.

A balón parado

Higor Rocha cabeceaba fuera por poco un testarazo blandito a los 18 minutos, con respuesta lerezana en una buena triangulación que a Álex González se le marchó un poco larga en el vértice del área. A balón parado lo buscaron unos y otros, como en un tiro de Bernal a las nubes o en un testarazo de Jaouad en el pico del área donde el central pidió penalti por mano de un zaguero pitiuso. No lo pareció.

A la media hora lo buscaba de nuevo Pepe Bernal con un balón peligroso al área que peinó Mena quitando la opción de remate a Marc de Val, el mayor susto para el marco pontevedrés. La peor noticia fue la lesión muscular de Campillo, que aunque trató de seguir hubo de ser relevado por Santi. La última acción reseñable del Pontevedra en el primer acto, una buena entrada de Bustos en velocidad pero culminada con un mal centro. Y así, entre pelotazos y balones divididos, el pitido del descanso sonó incluso a alivio.

El segundo período vio una cierta mejora por parte de los granates, si bien el primer aviso llegó por parte ibicenca en un testarazo de Fraile desviado. Pero los de Carlos Pouso dieron un paso adelante y se adueñaron de la posesión del esférico mientras la Peña Deportiva replegaba líneas. Pero el juego seguía dominado por las imprecisiones en unos y otros hasta que a la hora de partido llegó la mejor, y doble, ocasión de gol para los gallegos. Un balón prolongado le caía a Bustos en el área, su disparo raso lo despejaba Seral con apuros, quedaba la pelota muerta en vértice de área chica y ahí llegaba Adighibe pero su tiro a bocajarro lo volvió a despejar el arquero balear en una jugada de rapidez y reflejos.

Movían piezas los dos técnicos para oxigenar a sus respectivos encuentros y en un contragolpe llegó la mejor oportunidad de la Peña hasta el momento, al paso por el minuto setenta de partido cuando tras un centro el cuero quedaba muerto en el área y el remate de Marc Fraile lo despejaba providencial el pie de Santi Figueroa. Era el primer chispazo ofensivo claro de los baleares en el segundo acto.

Seguía buscando su fortuna el Pontevedra, con más presencia en el campo adversario que los baleares, pero la defensa del conjunto blanco se aplicaba, al igual que los centrales pontevedreses en los balones en largo que trataba de sacar el once de Raúl Casañ sobre el referente en punta que era Rocha, con testa vendada tras un choque con Víctor Vázquez.

La expulsión de Sana

A cinco minutos del noventa, Sana se vio obligado a hacer una falta clara en la medular para frenar una contra pitiusa, amarilla que era la segunda para el senegalés. Esta acción dio alas a los locales, si bien al paso por el minuto noventa una acción bien trenzada por el ataque lerezano la acababa rematando con la testa Adighibe fuera por poco. Admirable el punta, claramente lesionado y cojeando en los minutos finales, pero sin rendirse en ningún instante.

Y cuando se iba a cumplir el minuto 93 de los cuatro añadidos, un centro al área en el ataque local acababa en un forcejeo con agarrón entre Bueso y Núñez. Lo vio el colegiado y señaló el punto fatídico, y aunque Edu Sousa llegó a tocar el disparo de Pepe Bernal y a punto estuvo de despejarlo, se alojó en la escuadra para determinar la derrota del Pontevedra. Aunque el encuentro se alargó hasta el minuto 98, los balones al área de los pontevedreses no cuajaron y el partido acababa con esa derrota que trunca la racha de cuatro triunfos del conjunto granate.

?Peña Deportiva (1): Javi Seral; Jorge Mena, Borja Navarro, Abel, Cruz (Copete, min 96); De Val, Cristeto (Nacho, min 61); Fran Núñez, Pepe Bernal, Fraile (David Sánchez, min 97) e Higor Rocha. 

Pontevedra (0): Edu Sousa; Campillo (Santi, min 34), Jaouad, Víctor Vázquez, Pol Bueso; Alex Fernández, Sana; Bustos, Romay (Javi Pazos, min 80), Álex González (Pedro Vázquez, min 65) y Adighibe 

Gol: 1-0, min 94: Pepe Bernal, de penalti. 

Árbitro: Carbonell Hernández (Colegio valenciano). Amonestó a los locales Pepe Bernal (min. 54) y De Val (min. 82), y a los visitantes Sana (dos, min. 52 y 86) y Pol Bueso (min. 93). 

Incidencias: Municipal de Santa Eulària. 450 espectadores.

Pouso lamenta el trago amargo tras «competir y dar la cara contra un buen rival»

Salir derrotado en el último minuto tras tutear al rival no es plato de gusto para nadie. Tampoco para el entrenador del Pontevedra, que de todas formas asegura pensar ya en el próximo encuentro. «Con uno menos, jugadores tocados... Demasiadas circunstancias para poder sumar», lamenta Carlos Pouso tras recordar que ambos equipos tuvieron ocasiones para hacer gol: «Han decidido ellos en el descuento con un penalti; felicitarlos y pensar en el próximo rival».

Bajo su batuta, la escuadra granate había encadenado cuatro victorias consecutivas. Pouso no tiene nada que objetar: «Si piensas ganar un partido porque estás en racha, olvídate». Lo que importa, en su opinión, es que los jugadores hayan «competido bien y dado la cara ante un buen rival». El cuadro lerezano vuelve a casa con un regusto amargo, reconoce su entrenador, al ver volar el partido tras haber acariciado un punto. El estado del campo ibicenco no le convence, «era complicado mantener el equilibrio en estas circunstancias, pero no es excusa, porque las condiciones eran iguales para los dos». Al fin y al cabo, razona el técnico capitalino, «Santa Eulalia es lo que es, y seguro que los mayores perjudicados son los propios jugadores de la Peña Deportiva, que juegan allí 19 partidos».

Por lo demás, Pouso sabe valorar el nivel del equipo balear: «Son un equipo muy fuerte, en casa y fuera, trabajan muy bien, tienen la moral alta y es difícil jugar contra ellos, y más jugando desde atrás».

«El Pontevedra juega muy bien»

También Raúl Casañ, técnico del Peña Deportiva, se refirió a las condiciones adversas en las que se desarrolló el partido: «El viento ha complicado mucho la práctica deportiva». Reconoce el técnico que fue la fortuna de los once metros la que decidió el choque ante un Pontevedra «que juega muy bien y llegaba en un buen momento». Su análisis es, en este sentido, idéntico, al de Carlos Pouso: «Hemos tenido ocasiones los dos, y finalmente hemos tenido la suerte del penalti para llevarnos los tres puntos».

No hay, sostiene, ningún secreto en el momento dulce que atraviesa su equipo, más allá «de los jugadores, que son la clave y creen en lo que trabajamos y proponemos, con exigencia máxima en cada partido y en cada minuto». «Somos muy disciplinados», concluye Casañ, quien sostiene que la salvación sigue siendo su objetivo prioritario.