El arte de decorar cuerpos humanos

nerea garcía / S.B. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

emilio moldes

Entre tinta y aguja se mueven a diario dos profesionales que trajeron a Pontevedra el arte del tatuaje

30 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque hoy en día no resulta complicado encontrar un estudio profesional de tatuaje en cualquier punto de Galicia, lo cierto es que con el cambio de siglo la escena era muy diferente. En una época en la que Internet todavía estaba en pañales y la información sobre tatuajes se limitaba a un puñado de revistas, todos aquellos que querían dar sus primeros pasos en este mundo tenían que salir de Pontevedra. Irse para volver.

Eso fue lo que hizo Juan Jiménez cuando abrió -junto con otro socio- el primer estudio profesional de la ciudad: Punto G. Pese a que años después ese estudio perdió uno de sus pilares, Juan tomó las riendas del proyecto y abrió lo que hoy es Trinidad Tattoo.

Con una visión basada en la experiencia, Juan entiende su profesión como «un mundo en constante evolución» en el que «los conceptos y los iconos no cambian mucho pero el dibujo evoluciona siempre sobre si mismo». Amante del tatuaje tradicional americano o el japonés, es defensor de la transformación y adaptación de los iconos clásicos occidentales los cuales considera que «nunca van a pasar de moda».

En este sentido, Juan explica que gracias a las redes sociales y ciertos programas de televisión los clásicos se han ido aceptando más y se ha entendido la importancia de los diseños pensados para ser tatuados, ya que recuerda que «un dibujo no siempre es traspasable a la piel. Con el paso del tiempo la piel evoluciona por lo que ciertos diseños no funcionan».

Acostumbrado a viajar y a moverse por diferentes estudios dentro y fuera de Europa, Juan explica que estar en constante movimiento «es fundamental para traer ideas nuevas, estar en contacto con la gente, ver como se trabaja fuera... Siempre se aprende viajando».

Una ventana al mundo

Por otro lado, Instagram se ha convertido dentro de la profesión en otra forma de abrirse al mundo dando a conocer el trabajo de los profesionales y estando en contacto permanente. «Hoy en día es lo más importante. Es como otro trabajo más» explica Pedro Pérez, otro pontevedrés que hace casi una década decidió abrir su propio estudio: PXA Body Art.

Aunque Pedro se dedica en exclusiva al mundo del pirsin, en su estudio trabajan un grupo de tatuadores profesionales cuyos estilos se mueven alrededor del realismo. Mirando hacia atrás Pedro recuerda lo difícil que fue establecerse en la ciudad aunque la libertad de depender de si mismo lo llevó a emprender este proyecto. De esta forma «no tienes que buscar culpables: si sale mal es por tu culpa y si sale bien es gracias a ti», comenta.

El trabajo constante, la curiosidad por conocer gente y formas de trabajar diferentes ha servido a estos dos profesionales para hacerse un hueco dentro de la profesión acercando así a Pontevedra un mundo que no para de crecer.