El baloncesto como forma de vida

Aleixandre Méndez
Aleixandre Méndez PONTEVEDRA / LA VOZ

MORAÑA

Ramón Leiro

Su pasión por el básquet le ha llevado a convertir el torneo que organiza cada año en Moraña en un referente nacional

02 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Saúl Ares (Moraña, 1983) ha logrado hacer realidad el sueño de muchos jóvenes de dedicarse a aquello que le apasiona. Descubrió el baloncesto a las puertas de la adolescencia, y desde entonces se convirtió en la causa de sus desvelos. Primero, imaginando ser una estrella sobre el parqué. Después, dirigiendo desde el banquillo el destino de jóvenes promesas. Y ya en su etapa universitaria, descubrió en la gestión de eventos y entidades deportivas, y en la representación de jugadores, nuevas facetas desde las que seguir disfrutando de su deporte y hacer de él, además, en su forma de vida.

El pasado viernes, como cada año desde hace más de tres lustros, el pabellón de Moraña acogió su ya tradicional 3on3 Carneiro ó Espeto, que después de 17 ediciones es todo un referente a nivel nacional. Y superado un año más el reto de organizar un evento como este, la voz de Saúl transmite una mezcla de serenidad y satisfacción tras haber sido todo un éxito de participación, con 32 equipos y cerca de 150 jugadores incluyendo algunos que militan en ligas profesionales. «Llevo, literalmente, media vida dedicado a esto», explica Saúl. Y así es, ya que contaba con apenas 17 años cuando asumió el reto, tras la propuesta del Concello, de organizar un torneo de baloncesto 3x3 para diversificar la oferta de la fiesta grande de Moraña.

Pero para entender la pasión con la que vive cada año el evento, resulta imprescindible conocer cómo llegó el baloncesto a su vida. Y entonces, Saúl se esfuerza en no dejar en el tintero ninguno de los nombres que le han permitido ser quien es hoy en día. Recuerda con cariño a su profesor de educación física en el CPI Santa Lucía, Mariano, a quien atribuye el primer acercamiento al básquet. Y después destaca la figura de Emilio Díaz y José Rey, dos jugadores de Moraña que le llevaron al Baloncesto Cuntis.

A partir de entonces, su carrera como jugador continuó en Caldas y en el Inelga de Vilagarcía hasta que fichó por el Marín Peixe Galego siendo juvenil, club en el que pasaría los siguientes nueve años de su vida. Y fue allí donde inició la reconversión de jugador a entrenador, primero, llevando al equipo júnior a jugar por primera vez en su historia a la fase final de un campeonato de España ante las canteras de los grandes del básquet nacional. Y después, comenzó a explorar nuevos horizontes mientras iniciaba sus estudios en educación física y, posteriormente, complementaba su currículo aprendiendo inglés y portugués y orientando su formación a la gestión y organización de entidades y eventos deportivos.

Por ello, al hablar de esta etapa, Saúl se afana en destacar especialmente los nombres de dos personas decisivas en su crecimiento. «Uno es Luis Santiago, que es un padre para mí más allá de lo deportivo. Y el otro es Alberto Blanco, que fue quien me fichó para el Marín como jugador y, años después, me llamó para colaborar con el Obradoiro para hacer la labor de jefe de pista en los partidos de casa: organizar concursos, actuaciones...», cuenta.

Entretanto, hace doce años abrió una nueva puerta profesional empezando a trabajar como agente de jugadores. Una profesión que hoy se ha convertido en su medio de vida y le ha introducido en el star system del deporte de sus amores. Y gracias a toda la gente que ha conocido ejerciendo esta profesión, ha conseguido que año tras año el torneo morañés cuente con padrinos de la talla de Moncho López, Tamara Abalde, Moncho Fernández o, en esta edición, el preparador físico de la selección española femenina de baloncesto, Jordi Aragonés.

A por las dos décadas

Pero, a pesar de todas las experiencias que ha vivido en estos años, su Carneiro ó Espeto sigue, y parece que seguirá, ocupando un lugar privilegiado en su corazón. Tanto, que no oculta su deseo de seguir disfrutando de él durante muchos años. «Me gustaría llegar a las dos décadas de torneo -desvela-. No sé si será posible, pero espero que tanto el Concello como los patrocinadores, a los que estoy profundamente agradecido, sigan apoyándonos como hasta ahora», agrega.