La tradición del día de san Miguel se recuperó este año tras el parón causado por la pandemia
04 oct 2021 . Actualizado a las 10:26 h.Marín volvió este domingo a vibrar con la Danza das Espadas, con una programación del día de san Miguel adaptada a las nuevas circunstancias derivadas de la pandemia del covid, pero que pudo cumplir con los requisitos mínimos de la fiesta, devolviendo una imagen de relativa normalidad, más allá de las mascarillas de danzantes y público. Los actos protocolarios, con el nombramiento de los nuevos cofrades y el reconocimiento a los danzantes veteranos, tuvieron lugar en el salón de plenos del Concello, con un aforo restringido. Iba a ser en el parque Eguren, pero las lluvias de la jornada forzaron el traslado de escenario.
Después se ofició la misa en el templo nuevo en honor a san Miguel y posteriormente se hizo una mini procesión desde la iglesia hasta la pista central del parque Eguren, donde se situaron músicos, autoridades locales, danzantes y la imagen de san Miguel. Aunque la lluvia amenazó durante toda la jornada, se pudieron bailar sin complicaciones los primeros dos turnos. La lluvia irrumpió en la tercera representación de la danza, pero se llevó adelante igual, mientras muchos vecinos del público, precavidos, se resguardaron tras los paraguas. La Danza das Espadas de Marín es una tradición ancestral varias veces centenaria. Su primera mención escrita data del siglo XVII, en una anotación de uno de los libros parroquiales donde se menciona al gaiteiro. El futuro de la Danza das Espadas está garantizado con el numeroso grupo de niños y jóvenes vinculados al Ateneo Santa Cecilia que la han aprendido y que disfrutan bailándola, como se pudo comprobar este domingo.