Estribela y Cantodarea, la tentación de derribar el muro que levantó el covid

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

CAPOTILLO

Los vecinos de un barrio no pueden cruzar al otro tras el cierre de Pontevedra

15 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El covid ha levantado desde la pasada medianoche una barrera invisible que separa, cual Muro de Berlín, los barrios de Estribela (Pontevedra) y Cantodarea (Marín). El cierre del municipio capitalino por coronavirus impone unas restricciones severas que, en cumplimiento estricto de las mismas, impide a los vecinos de ambos barrios cruzar la línea que separa los dos concellos.

Los residentes de Estribela lo notan más. Por ejemplo, sin supermercado, ni sucursal bancaria en el barrio, están acostumbrados a hacer su día a día en Cantodarea, a la que llegan solo cruzando una calle. A doscientos metros una vez entrado en el municipio marinense, con el que mantienen una continuidad urbana que hace imposible diferenciar donde acaba un Concello y empieza el otro, hay un supermercado. En Cantodarea también tienen una oficina de Abanca y su cajero automático. En Estribela ni una cosa ni la otra.

En aplicación estricta de las restricciones, tanto para las compras de alimentos que no puedan hacer en el ultramarinos y la panadería del barrio, como para las operaciones bancarias, tendrán que ir a la ciudad de Pontevedra. Solo podrán cruzar la raya invisible de la quizás única plaza de la comarca con dos nombres oficiales -Marqués de Valterra para los dos tercios en Pontevedra y O Regueiro para el tercio que está en Marín- para ir al médico, por razones educativas o de cuidado de personas mayores.

Este jueves, a escasas horas de la entrada en vigor de las nuevas normas, muchos vecinos estaban aún confusos sobre qué pueden o no pueden hacer a partir de hoy. Es el caso de Ana. «Yo hago la mayor parte de mi vida en Marín, porque la plaza de abastos están en Marín y tengo familia allí», indica mientras lleva el carrito de la compra camino de su casa en Estribela. «¿No voy a poder ir a comprar a Marín? ¿Tengo que ir a Pontevedra?», pregunta. Es la duda que surge en muchos vecinos de este barrio y motivo de queja por aquellos que no tienen coche propio y tendrán que desplazarse en bus para unas compras que podrían hacer a pie en cuestión de minutos sin el cierre perimetral. Sin embargo, mientras dure la expansión sin freno del covid, no queda otra.

Paco regresaba también ayer al mediodía a Estribela después de hacer gestiones y compras en Marín. «El banco está en Marín porque no hay ninguno en Estribela, entiendo que no nos dejen ir si vamos de paseo, ¿pero al banco?». Tampoco. En aplicación estricta de la normativa hay bancos en Pontevedra, que es el municipio perimetrado.

Fernando y José son dos amigos y vecinos de Pontevedra. Este jueves se acercaron a un bar de Cantodarea para tomar algo, horas antes del cierre perimetral de la ciudad del Lérez. «Aprovechamos para venir a Marín, a la plaza a comprar marisco porque hasta dentro de un mes no podremos hacerlo», sostiene Fernando que argumenta que debería haber más presencia policial en la calle vigilando el uso de mascarillas y otras normas anticovid.

Estrella es vecina de Poio y compra normalmente en la carnicería de Estribela cuando viene a atender a sus padres. Defiende las restricciones. «Por la salud lo que sea» y espera que todo pueda reencauzarse cuanto antes.

Menos comprensivo se muestra Santos, vecino de Os Praceres, mientras apura una consumición en Cantodarea. «¿De que queren que vivamos se pechan todo? Eu fago a vida en Marín e se non podo vir terei que quedarme pechado na casa», se quejaba.

Rodrigo trabaja en uno de los bares y restaurantes de la parte marinense de la plaza fronteriza. Indica que algunos clientes bromeaban diciéndole que, aunque su local esté en Cantodarea, podría poner una terraza en Estribela con solo cruzar la calle. Este hostelero critica el aforo en los supermercados, mientras que se pone el foco en la hostelería.

La separación de Estribela y Cantodarea durará, en principio, hasta febrero.