—Pues, sí. Es un cambio que ha sido tan grande que cuesta... Echas la vista atrás y es hasta increíble ver como estábamos hace un año y ver como es la situación ahora. Da mucha felicidad volver a ver a la gente disfrutando de los conciertos sin restricciones, sin las sillas, sin las mascarillas. Se valora muchísimo y aún más viniendo de donde venimos, que han sido años chungos para la música en directo. Te cuesta creer cómo estábamos hace un año y cómo estamos hoy.
—Lo cierto es que en Bueu son uno de los grupos más queridos.
—Eso nos da mucha alegría y mucho orgullo. Qué te reconozcan fuera de casa, que lo que haces signifique algo a cientos de kilómetros de tu casa, te pone la carne de gallina. No puedes pedir más. Con Galicia y con las Rías Baixas, en concreto, tenemos una conexión un punto especial. De hecho, casi todas las letras de Ninguna ola, el anterior disco, las escribimos estando en Galicia. Es algo que no hemos contado mucho por no dar la brasa. No vamos a descubrir nosotros nada en cuanto a la comida, la gente o el paisaje, pero de los atardeceres más bonitos que hemos visto en la vida, los hemos visto en vuestra tierra y eso marca. Va a ser un placer disfrutar del día en Bueu.