Antonio Domínguez Rey, catedrático de Lingüística: «Amor Ruibal tiene una vigencia enorme»

Alfredo López Penide
López PeNide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Antonio Domínguez Rey, con un ejemplar de su libro «La voz alofónica. Potencia poética del lenguaje»
Antonio Domínguez Rey, con un ejemplar de su libro «La voz alofónica. Potencia poética del lenguaje» LÓPEZ PENIDE

El lingüista firma «La voz alofónica. Pontencia poética del lenguaje»

21 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En La voz alofónica. Potencia poética del lenguaje, libro publicado por la UNED, el catedrático de Lingüística Antonio Domínguez Rey (Rianxo, 1945) dedica un apartado Amor Ruibal «como lingüista y filósofo a la altura de los más grandes del pensamiento, no solo europeo, sino mundial» a la hora de abordar «la importancia del lenguaje como base del pensamiento y en relación con la biología y con lo que hoy entendemos como cuántica. Estaba muy atento a estos dos caminos».

De este modo, «partiendo del lenguaje establece una teoría de lo que yo llamo del signo atómico, que tiene unas coincidencias enormes con lo que estamos viviendo hoy con la genómica y con la cuántica, y su derivaciones con la inteligencia artificial...», remarca Domínguez Rey, quien reconoce que fue un «reto enorme» enfocar esta cuestión. «Va por otro lado del campo al que yo me dedico», asume remarcando que los tres grandes son Chomsky, Coseriu, «que es parte fundamental del libro», y Amor Ruibal «como antecedente de todos porque vio cosas que ellos llegaron a desarrollar».

Defiende que esta teoría del signo lingüístico, de carácter atómico, es la base posterior «del relativismo trascendente ontológico en su filosofía, asimismo de connotaciones atómicas, en sentido cuántico». Es por ello que con su libro intenta, según sus propias palabras, «reconducir la filosofía, lingüística y teoría literaria a la fuente del pensamiento, que es trópica, grammática, el gramma griego. Y en tal aspecto, la explicación del lenguaje efectuada por Amor Ruibal a principios del siglo XX, y que es la base de su filosofía posterior, alcanza hoy al vitalismo biológico y a la conceptuación cuántica con su idea de centro energético o esencia semántica del lenguaje».

En este punto, entiende que en el campo filosófico, la figura del pensador, filósofo, lingüista y teólogo nacido en Barro en 1869 alcanza un estatus similar al de Chomsky y Coseriu. Es por ello que considera que La voz alofónica. Potencia poética del lenguaje permite situar como corresponde a Amor Ruibal.

Grandes pensadores del siglo XX

De igual modo, defiende que el pensamiento de este último «tiene una vigencia enorme» toda vez que sitúa al de Barro «entre los grandes pensadores de la lingüística del siglo XX». Tras asumir que «el libro es un poco denso», Domínguez Rey matiza que «tiene partes más asequibles, pero está dentro de un engranaje desde Platón y Aristóteles hasta Ruibal, Heidegger, Ortega... Son unos hilos que atraviesan la historia del pensamiento y que están ahí, latiendo. Intentando ya, unos que prevén, que intuyen, y otros intentando demostrar que el lenguaje es fermento del pensamiento en cuanto que es la estructura, digamos, final del conglomerado, de la composición genómica de ser humano», señala.

De este modo, añade que «para el lenguaje sería ese momento decisivo en el que la inteligencia queda como plasmada, pero que, una vez constituido el lenguaje, tiene un efecto evidentemente de retención y de protención, que decimos en fenomenología, e impulsa muchísimo más el pensamiento».