Así es el día a día en Combarro; epicentro de las multas por no llevar mascarilla

Alfredo López Penide
López Penide POIO / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Los comercios estiman una caída de ventas superior al 50 % y que puede llegar al 75

11 jul 2020 . Actualizado a las 09:27 h.

Lo primero que llama la atención nada más pisar el casco histórico de Combarro, en el municipio de Poio, es el escaso número de turistas que recorren sus callejuelas a pesar de ser un viernes del mes de julio. Es algo que confirman los comerciantes y hosteleros al coincidir en que, como señala Jorge González, quien regenta una tienda de recuerdos desde hace quince años, «a día de hoy, estamos teniendo la afluencia que tenemos en el mes de marzo. A raíz del coronavirus hay una caída del negocio de más del 50 %, puede rondar el 70 o el 75 %». En todo caso, asume que el verano no hecho sino comenzar, por lo que «es un poco temprano para saber si va a haber mucha afluencia o poca».

En similares términos se expresa Josefa Buceta, de la taberna O Bocoi, una de los negocios con más solera del casco histórico. «Estamos como, en xeral, todos. Estamos empezando moi despaciño e pouco a pouco», apunta-

No cabe duda de que la preocupación por las repercusiones de la crisis en ambos sectores es más que evidente, si bien todas las personas consultadas para realizar este reportaje valoraron positivamente el esfuerzo realizado por el Concello de Poio. «Creo que el Ayuntamiento lo está haciendo bien, qué está intentando regular las cosas, pero de cara al próximo año tiene que regularlo mejor», incidió Jorge González, mientras que José Buceta resaltó que se trata de es algo que «é bo para todos. Imaxina un contaxio aquí, nun pobo tan pequeno, pois sería nefasto para todos. Hai que adaptarse da mellor maneira posible».

El protocolo impulsado por el gobierno local, por un lado, propone -nunca obliga- una ruta de un único sentido para evitar que la gente se cruce, algo que muchos visitantes obvian, y, por otro, obliga a emplear en todo momento la mascarilla. Esta medida ha derivado ya en las primeras denuncias, determinando que Combarro sea uno de los puntos de la comunidad autónoma donde más propuestas de multa por este motivo se han tramitado.

«No lo sabíamos -responde Paula, quien junto a su pareja Sergio y su hijo Olai , pasa unas vacaciones en la ciudad del Lérez-, pero nos lo imaginábamos». Procedentes de Gijón, fue el boca a boca lo que les trajo a esta villa de Poio: «Estábamos pasando unos días en Pontevedra y nos hablaron tan bien de este pueblo que vinimos a dar una vuelta, un paseo», apunta al respecto.

Ventas en farmacia

Pese a lo que pudiera parecer, el hecho de que sea obligatorio emplear cubrebocas para pasera por el casco histórico, medida que se explica por la estrechez de sus calles que hacen imposible que vecinos y visitantes puedan mantener el distanciamiento social, no ha impulsado la venta de mascarillas en la farmacia de Combarro. Su titular señalaba ayer que su uso «está normalizado», por lo que «la gente ya se las trae de casa».

En todo caso, sí que percibe que, en términos generales, los hombres son más reacios a llevarlas que las mujeres. En este sentido, apunta que es hasta cierto punto común ver a una pareja donde la mujer si las emplea, mientras el varón no lo hace así. «Es muy habitual que tengamos ventas puntuales de gente que va al supermercado y venga corriendo a comprar una porque se la ha olvidado», añade.

En todo caso, además de los carteles colocados por el Concello de Poio recordando la obligatoriedad de esta medida, varios vecinos se han sumado a la misma confeccionando los suyos propios: «Mi madre tiene 80 años y quiere pasear. Si no te pones la mascarilla, no lo puede hacer», se puede leer a las puertas de una de las típicas casas marineras que, junto con los hórreos y los cruceiros, han convertido este casco histórico en el segunda más visitado de Galicia después del de Santiago de Compostela.

El protocolo de directrices aprobado por el gobierno municipal no solo se centra en los vecinos y potenciales turistas, sino también en los comerciantes. Así, los negocios no pueden instalar expositores en el exterior de los mismos, «xa que poderían supoñer posibles focos de contaxio».

Esta decisión ha sido recibida con cierta disparidad de opiniones, si bien en general se considera adecuada dada la situación que está viviendo. «Si todos estamos igual, la gente entra igual en las tiendas», remarca Jorge González, quien mantiene la tesis de que, incluso, puede beneficiar en las ventas. Así, indica que «quizás tienes más opción de venta, porque cuando una persona entra observa más artículos que los que se exponen fuera», apunta, si bien alude a que se están encontrando con el problema de que algunos comerciantes están utilizando terrazas privadas a modo de expositor. «Quieras que no nos quitan a los que no las tenemos. Nos comen terreno».

Con este trasfondo, el Concello de Poio anunció que este fin de semana la Policía Local y la Guardia Civil patrullarán el casco histórico para verificar el cumplimiento del protocolo.