La Audiencia absuelve a un hombre acusado de abusar de una menor

Ana Barcala PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

LÓPEZ PENIDE

13 mar 2020 . Actualizado a las 16:49 h.

La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha absuelto al marido de la madrina de una menor de Pontevedra del delito continuado de abusos sexuales del que estaba acusado. «La declaración de la menor sin datos de carácter objetivo que puedan corroborar los hechos narrados lleva a considerar que la prueba practicada no es bastante para enervar la presunción de inocencia del acusado», indican las magistradas en la sentencia.

El Ministerio Público solicitaba una pena de cuatro años y tres meses de prisión para un hombre acusado de abusos continuados a una menor, ahijada de su esposa. La niña, que comenzó a visitar el domicilio conyugal a muy corta edad, pasaba todas las noches de sábado en la vivienda de la pareja, situada en Poio. El Ministerio Público sostenía que el acusado, con el único fin de satisfacer sus deseos sexuales y sirviéndose de la confianza derivada de la relación familiar, aprovechaba el momento de acostar a la menor para tumbarse junto a ella y efectuarle tocamientos por encima de la ropa.

Durante la celebración del juicio, que tuvo lugar el pasado mes de diciembre, la defensa pidió la absolución ya que el acusado negaba los hechos. Reconoció que la niña pasaba los fines de semana en el domicilio donde reside con su esposa, madrina de la niña y con quien esta compartía la cama para dormir. Relató que su horario de trabajo, en una depuradora de 6 de la madrugada hasta las 10 de la noche, limitaba el tiempo que pasaba con la menor. Su esposa defendió también su inocencia e insistió en que la niña era «muy celosa» y la reclamaba «solo para ella».

Por la sección cuarta de la Audiencia Provincial pasaron también alrededor de una decena de testigos, entre familiares y peritos, que evidenciaron ciertas contradicciones en el relato de los hechos y dibujaron el perfil de la menor como una niña con necesidad de ser centro de atención.

La abuela cuestionó el relato

La primera que puso en duda la versión de la menor fue su abuela paterna, con la que la niña convivía desde los 5 años. Contó que la pequeña perdió a su madre cuando tenía solo 4 años y la custodia inicial fue para los abuelos maternos, lo que llevó a la niña a O Vao. Un año después la pequeña se trasladó al domicilio paterno, en Soutomaior, donde convivía con sus abuelos y sin apenas contacto con su padre, a quien no le une ningún vínculo afectivo. Fue a su abuela a quien primero le contó lo que había ocurrido. E inicialmente la creyó. Convocó una reunión familiar para esclarecer el asunto y cortó las pernoctaciones de la niña en casa de su madrina. Sin embargo aseguró que con el paso de los años se dio cuenta de que la pequeña «exagera» y que incluso llegó a inventar «que le pegué». Su situación personal derivó en una atención psicológica constante desde los 6 años en el centro médico de A Parda. La psicóloga que la atendía reconoció en el juicio que la menor nunca mencionó los hechos que se juzgaron, a pesar de que la visitaba bimensualmente. La técnica del servicio municipal de intervención familiar que emitió el informe que facilitó la tutela de la joven al departamento de Menores de la Xunta definió a la niña como una persona muy inteligente, con mucha creatividad y con necesidad «de llamar la atención», pero con cierta conflictividad derivada de sus vivencias personales. Llegó a escaparse de casa de su abuela en dos ocasiones, antes de que la Xunta asumiese su tutela.

Llamadas de atención

Sobre este aspecto incidió también el tutor escolar de la pequeña en el momento que se denunciaron los hechos. La pequeña contó a su profesor detalles sobre los presuntos abusos insistiéndole en que nadie la creía ni su «madre», que había fallecido varios años atrás.

El profesor relató también que la joven «llamaba la atención» haciéndose daño con «objetos punzantes, como bolígrafos y otros materiales escolares» de uso en las aulas.