Una tromba de agua arrasa bajos y garajes en Pontevedra dejando al menos 50 coches afectados

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

La zona peor parada fue la de Fernando Olmedo y Casimiro Gómez, aunque también se inundaron las renovadas piscinas de Campolongo, que están cerradas

15 dic 2019 . Actualizado a las 19:12 h.

Domingo de caos en Pontevedra a cuenta de la lluvia registrada esta madrugada y el consiguiente desbordamiento del regato de A Seca. De madrugada, bajo un aguacero tremebundo, el nivel del agua empezó a subir sobremanera tanto en Casimiro Gómez como en Fernando Olmedo, zonas tradicionales de inundaciones. Y poco a poco, a lo largo de esta mañana, se ha ido comprobando que los más de 55 litros de lluvia por metro cuadrado que cayeron en la ciudad del Lérez han provocado un auténtico desastre.

Así, hay al menos 50 coches seriamente dañados por el agua. Algunos estaban aparcados en garajes y otros en la calle. A algunos le llegó el agua prácticamente hasta el techo y muchos dueños de coche todavía no saben que los tienen llenos de agua, ya que los dejaron estacionados en la vía pública y aún no regresaron a recogerlos. Más allá de los vehículos, hay bajos completamente anegados, negocios como el restaurante Atlántico que no pueden abrir las puertas porque el agua les llegó a cubrir las sillas del local y hay también numerosos portales totalmente llenos de lodo. 

Por si con el desastre de Casimiro Gómez y Fernando Olmedo fuese poco, la tromba de agua también desbordó completamente una arqueta que hay junto al renovado complejo deportivo de Campolongo, que a esta hora permanece cerrado. Según el Concello, aunque el agua entró en las instalaciones, mañana se podrá volver a disfrutar de las piscinas y demás espacios deportivos. 

Llegar hoy, sobre las 11.00 horas, a Casimiro Gómez y Fernando Olmedo era hacerlo a un lugar donde los cabreos vecinales se contaban al por mayor y donde la estampa era de lodo y agua por todas partes. Bomberos y Policía Local de Pontevedra trabajaban en la zona mientras los vecinos, armados con fregona, escobas y mangueras intentaban baldear sus propiedades. En las aceras, unos y otros contaban que habían saltado de la cama entre las cuatro y las seis de la madrugada y que, lamentablemente, a casi ninguno le había dado tiempo a entrar a por los coches al garaje. «Cando quixen entrar a agua xa daba por enriba das ventanillas, era imposible, ahí o teño, con dous anos e pico e non valerá para nada», se lamentaba el dueño de un Peugeot que permanecía en un bajo anegado. Mientras, el propietario de un BMW descapotable que también quedó completamente inundado veía con impotencia como la grúa se llevaba su vehículo, que chorreaba agua por todas partes. 

Los vecinos echaban pestes contra el llamado río o regato de A Seca, ya que de madrugada se desbordó sobremanera y, entre eso y la tromba de agua, la inundación fue de órdago. Todos recuerdan episodios complicados con el agua (de hecho, en algunos garajes los vecinos ya aparcan en plataformas elevadoras para evitar que los coches queden dañados) pero dicen que el de esta madrugada «supera todos os rexistros anteriores». Criticaban también que, sobre las 11.00 horas, no había acudido nadie del Concello a la zona pese al desastre en el que estaban inmersos. 

A mediodía, y pese a que llevaban en la zona desde la madrugada, los bomberos continuaban achicando agua en los garajes para que las grúas pudiesen retirar los vehículos convertidos en auténticas esponjas. En la calle, decenas de vecinos miraban con ojos de impotencia e insistían en que merecen «unha solución xa».