Piden ayuda al departamento experto en flora de la Diputación ante una planta que pincha bicis

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La especie libera una suerte de pinchos en un paseo marítimo de Arousa

14 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Pequeños, extraordinariamente duros y dotados de unos agudos pinchos. Esos elementos, parte de unas plantas que crecen al borde del paseo marítimo que discurre entre Vilagarcía y Carril, se han convertido en un quebradero de cabeza para los usuarios de las bicicletas. Sean lo que sean, tienen la fortaleza suficiente para inutilizar las ruedas de estos vehículos. Lo afirma, sin dudarlo, Ramón. Él lleva años cruzando ese paseo cuatro veces al día, casi siempre dándole al pedal. «La verdad es que nunca los había visto. Pero en las últimas dos semanas, he pinchado dos veces por su culpa».

El suyo no es un caso único. «Ha hablado con más gente que hace el mismo recorrido y también les ha pasado. El otro día, un niño pinchó las dos ruedas», relata. Del escenario que describe pueden dar fe en Motobazar, una céntrica tienda de bicicletas de Vilagarcía. Su responsable, Rocío Louzán, recibe cada día más de una decena de bicicletas que necesitan que sus ruedas sean parcheadas. La mayoría llegan cuajadas de esos elementos, de color arena. «El año pasado hubo un par de casos, pero esta vez es una barbaridad. Quizás la planta se haya extendido a más zonas», relata. El caso es que «nos traen muchas bicicletas, algunas con las dos ruedas pinchadas, y las dos por la misma razón», explican desde la tienda. Ayer, a media mañana, ya había cinco vehículos a la espera de ser reparados. «Cuando entran ya les digo ‘vienes del paseo’, y casi siempre acierto», relata.

Las quejas ya han llegado al Concello de Vilagarcía y, ante su multiplicación, el gobierno local de Vilagarcía (PSOE) ha tomado nota de ellas. De momento, se ha dirigido a la Estación Fitopatolóxica de Areeiro, dependiente de la Diputación, para intentar identificar la planta que está provocando tantos dolores de cabeza a los ciclistas vilagarcianos, comprobar si es autóctona o foránea y, a partir de ahí, evaluar posibilidades de erradicarla de la playa, donde el calor y el sol del verano ha convertido la pradera de la parte superior del arenal en un campo de hierba seca.