Fiesta en Pontevedra por san Benitiño

carlos riande cortizo / L. B. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ángel López

Miles de personas se dieron cita ayer en el monasterio de Lérez y en la playa fluvial para celebrar el santo milagreiro

12 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Como marca la tradición, cada 11 de julio el monasterio de San Salvador de Lérez acoge la romería del santo «máis milagreiro». O eso es lo que dice una copla popular que entonan los devotos de la ciudad: «Si vas a san Benitiño/ non vaias ao de Paredes/ que é moito máis milagreiro/ san Benitiño de Lérez». Es tal la fidelidad en la capital de provincia que se celebra dos veces al año la fiesta. Está el san Benito de invierno (21 de marzo) y el san Benito de verano (11 de julio), aunque hay cierto sentir generalizado de predilección por la segunda fecha. Puede que esté relacionado con que también sea festivo local y el ambiente veraniego invite más a disfrutar del día.

La celebración combina diversión y devoción. Con el entorno de la playa fluvial como escenario, miles de personas se congregaron para gozar del festivo en familia o con amigos. La romería popular tuvo su inicio a las 11.30 horas de la mañana, donde poco a poco iba llegando un público con ganas de fiesta. La actuación de los Gaiteiros das Rías Baixas y Os Alegres pusieron la música de ambiente, mientras las miles de personas bailaban o hacían cola para la mexilloada popular que comenzó a las 12.00 horas, donde se repartió empanada y mejillones de forma gratuita. «Nosotras venimos de Tomiño por la fiesta y la comida, la procesión aún no sabemos a qué hora sale», decían riendo un grupo de personas en una cola que llegaba hasta la entrada del recinto fluvial. Una carpa habilitada con varias mesas puso al servicio de los usuarios sardinas, churrasco, empanada, mejillones o pulpo. Tampoco podía faltar en la romería los churros y las rosquillas, que sirvieron para endulzar los paladares más golosos.

En lo referente a las ceras, ofrendas y oraciones, las misas comenzaron a las siete de la mañana, celebrándose una cada 45 minutos hasta la 13.00 horas, cuando tuvo lugar la misa cantada y posterior procesión del santo. Las misas se retomaron por la tarde hasta las nueve de la noche. Los rituales son varios: pasar un pañuelo por la imagen de san Benito y después frotarlo en la parte que busca obtener una curación, ofrecer velas o huevos, también pasar tres veces por el altar del santo y obtener aceite, al que se atribuye la sanación de verrugas y otros males de la piel. «A mi hijo le salió una muy fea en la barbilla, pedí mucho por él y al volver un día del colegio ya no la tenía», relata una voluntaria de la organización.

El día no acabó aquí. Por la tarde, la actuación de las pandereteiras de Verducido y Xoldra sirvió de aperitivo hasta que comenzó la verbena a los pies del monasterio. Festa rachada con el santo «máis milagreiro».