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14 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Hace ahora 30 años, la Magistratura de Trabajo de Pontevedra anunciaba la celebración de la insólita subasta del ascensor y la caldera de un edificio de la calle Lepanto de esta ciudad, embargados a la comunidad de propietarios por una empleada encargada de la limpieza del inmueble en concepto de indemnización por despido.
La caldera de la marca Roca estaba valorada en 200.000 pesetas y el ascensor de la marca Zardoya, en 120.000 pesetas, según se publicó entonces en el Boletín Oficial de la Provincia, anuncio del que se hizo eco La Voz de Galicia por la sorprendente situación.
Finalmente, la comunidad de vecinos pudo evitar la subasta del ascensor y la caldera pagando a su limpiadora. Los representantes de la junta de propietarios del edificio, que reconocieron que se enteraron de la subasta por este periódico, se personaron en la Magistratura de Trabajo y abonaron a la demandante la cantidad reclamada por un importe total de 150.000 pesetas.