Algunos residentes están hartos de que desaparezcan aves y huevos y colocaron carteles para disuadir «a los malhechores»
04 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Las aguas, nunca mejor dicho, andan revueltas en la desembocadura del Gafos. Ayer, el puente que cruza el cauce a la altura de la guardería Bamby apareció sembrado de carteles. Los letreros dicen: «Patos vixiados». Al principio, era difícil saber de qué se trataba, aunque todo el mundo sospechaba de qué iba el asunto. «No tenemos ni idea, pero no es la primera vez que roban patos, quizás la cosa venga por ahí», decían en la escuela infantil. «Moitas veces faltaron aves, se cadra pasou algo e por iso os puxeron», apostillaba un vecino. Estaban en lo cierto. Los carteles los pusieron unas personas que están hartas de que se roben patos o se les hagan mil y una fechorías, tales como tirarles piedras y arrancarles plumas. Nada mejor que dar un paseo por la zona y escuchar a quienes suelen alimentar a estos animales para entender la campaña iniciada.
Los patos de la desembocadura del Gafos no viven en un lugar precisamente bonito. Lo define bien Xosé Feijoo, de Vaipolorío, que se acerca a ver los carteles sobre los patos: «O río, dende Alcalde Hevia ata aquí debería chamarse case cloaca, porque está moi mal». Es hablar así y que aparezcan varias alcantarillas con las tapas levantadas, que dejan a la vista papel higiénico y demás. O varios montones de basura apilados entre el puente de la citada guardería y la zona de Rosalía de Castro. Pero es que, además de soportar un entorno sucio, los patos tienen enemigos humanos. Lo cuenta un buen número de vecinos. Y lo narran especialmente dos personas que les dan de comer a diario.
Una de ellas ya tuvo que frenar en seco a un hombre que se llevaba un pato en una bolsa. Otra vez llegó demasiado tarde y ya faltaban algunos animales... Y anteayer se percataron de que había un varón con un saco vigilando las aves. Decidieron actuar. ¿Cómo? Colocaron los carteles indicando que los patos están vigilados y, acto seguido, poniéndose a hacer patrullas. Se pasaron toda la madrugada de ayer en vela, mirando si alguien se atrevía a hacerles algo a las aves. No apareció nadie. Pero no bajan la guardia, «por lo que pueda pasar», indican con firmeza. Estas mismas personas le dan de comer a los animales del Gafos. Compran casi cien kilos de maíz cada mes y a mayores les preparan comida en casa. Dicen que al igual que hay quienes quieren bien a los animales e incluso se llevan los huevos o los polluelos a casa para devolverlos al río cuando ya pueden defenderse, tampoco falta «quien le haga daño».
Otros letreros río arriba
No muy lejos de los letreros sobre los patos, un poco más río arriba, en una pasarela de madera, hubo quien colocó también otros carteles. Aunque los plastificaron y clavaron con chinchetas, alguien se encargó de arrancarlos y permanecen ya tirados en el suelo. En este caso, se trata de avisos para evitar el trapicheo en la zona. Se indican cosas como «avisaremos a la policía». Vamos, que el mensaje es claro.