De vuelta por el Peixe y por Marín

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Emilio Moldes

El segundo entrenador, Victor Holmberg, será el nuevo escolta del club tras retirarse hace 6 años por una lesión

27 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El último partido que jugó fue hace seis años y en Suecia. Una tendinitis crónica fue la culpable de que Victor Holmberg no pudiera volver a pisar una cancha. Cogió sus maletas y, con dolor en la rodilla, se plantó en Vilagarcía. Allí le esperaba Alberto Blanco para que entrenara a la base arousana. Querían un técnico que, además, hablase a los niños en inglés. Encajó tan bien en el puesto que unos años después el Marín Peixe Galego, un club que tiene como bandera su cantera, lo fichó para adiestrar a sus jóvenes promesas.

En solo un año pasó a ser el segundo entrenador del primer equipo, ya en LEB Oro. «Llevo dos años entrenando jugadores y siempre tuve ganas de volver, pero el cuerpo no me dejaba, y ahora que me deja, voy a hacer realidad mi sueño de volver», explica Holmberg, en un español fluido, en el que solo se pierde cuando intenta construir frases complejas.

Es su manera de decir que el club azul, al que impidieron inscribirse en LEB Plata tras descender de Oro por una cuestión administrativa, le necesita y él le responde sin pensárselo. «Yo quiero ayudar al equipo y ahora, como estoy en mi mejor forma, puedo ayudar más como escolta que como entrenador». Es una frase que lo dice todo y que confirma el anuncio hecho por el Peixe ayer por la mañana: Holmberg regresa a su faceta de jugador con 27 años para cubrir un 2/3 con unas cualidades muy especiales. No en vano era el «espía sueco del equipo, el encargado de estudiar a los rivales para desmontarlos y ofrecérselos por partes a los jugadores de la primera plantilla.

«Los que conocen a Victor saben que el básquet es su religión y no ha dudado en dar un paso al frente para ayudar al club. Es un 2/3 que se caracteriza por su buena mano y su visión de juego», confirman desde la dirección peixiña.

A él, como para todo lo demás, le sobran las palabras para ser claro y discreto. ¿No es un sacrificio muy grande, teniendo en cuenta que lo dejó por la gravedad de la lesión y el dolor, que todavía siente? «Lo hago por el club y por el pueblo, que me lo ha dado todo este tiempo», responde.

Pero no se trata solo de una cuestión de hacer bulto. «Si no estuviera seguro de que la rodilla lo va a aguantar, no lo haría», reconoce. Y, aunque el objetivo del joven sueco a estas alturas ya no pasa por hacerse una carrera como jugador, está convencido de que para competir en EBA tiene tanto o más nivel que los demás. «Necesito un poco de tiempo para adaptarme», admite, y saca pecho. «El lunes fue mi primer entrenamiento, fuimos cinco, y aunque no fue duro le metimos un poco de caña», presume, ahora sí, con un dominio absoluto del idioma.

La intensidad no va a ser la de categorías superiores, pero sus compañeros, sí. Al menos, algunos. Tres de los cinco que conforman en estos momentos la plantilla pasaron durante más o menos tiempo por LEB Oro, incluido él, aunque como entrenador. Por eso, antes de terminar la conversación, advierte: «Depende del equipo, pero con los fichajes que hicimos estamos para ascender». Y por eso el Peixe, antes de terminar su anuncio, despide: «¡Gracias, Victor! ¡Forsa Peixe!».