Las cooperativas agrarias se proveen fuera de Galicia para atender a sus clientes
25 nov 2013 . Actualizado a las 06:54 h.La huerta de O Salnés estrenó noviembre totalmente anegada. Los más de cincuenta litros por metro cuadrado al día que cayeron en la segunda quincena de octubre no dieron tregua a una tierra que ya no puede filtrar más. Así que las plantaciones de lechuga, uno de los principales recursos del sector hortícola de la comarca, se fueron al garete. Las dos principales cooperativas de O Salnés constatan este dato. En Horsal cifran las pérdidas en un 75 %, de modo que de las 70.000 lechugas a la semana que suelen recoger en esta época llegaron a caer hasta las 15.000 unidades.
Una situación similar sufrieron en Hortumia, de modo que ambas cooperativas se ven obligadas a comprar lechuga en La Rioja, Valencia e incluso Bélgica para poder servir a su cartera de clientes. En las grandes cadenas de alimentación con las que trabajan no atienden a los imponderables climáticos y exigen tener bien provistas las estanterías, de modo que, aunque sea perdiendo dinero, los proveedores se ven obligados a buscar materia prima donde la haya, aunque les acabe costando dinero.
Una lechuga que Hortumia vende en origen a 0,40 euros la unidad ha tenido que comprarla en La Rioja a 0,60 para, a su vez, vendérsela a Mercamadrid. De modo que los márgenes de ganancia no existen o se quedan en negativo. Ni siquiera queda el recurso de proveerse en Portugal porque, allí como en O Salnés, el clima también le jugó una mala pasada al sector de la huerta. Este otoño llegó de golpe. Del calor de finales de septiembre y principios de octubre se pasó, sin transición, a unos niveles de precipitaciones altísimos lo cual provocó que la planta se pudriera y proliferaran las plagas.
Según informan desde Horsal, parece que lo peor ha pasado, pero el panorama tampoco es halagüeño para otros productos de esta época: los repollos y las nabizas. Hay escasez y los precios tampoco acompañan. ¿Conclusión? «Foi un mal ano para a horta», apuntan desde la gerencia. La esperanza está puesta en las Navidades, una época en que aumenta el consumo y suelen subir los precios. Aunque la falta de materia prima actúa como un lastre.
Las dos cooperativas afincadas en Cambados tienen un problema común: su oferta de lechugas, tomates, cebollas, berzas y judía no les llega para atender la demanda, de ahí que en ambos casos hayan puesto en marcha iniciativas para captar socios y aumentar así su lista de proveedores.
Con el paro por las nubes y mucha tierra de labradío abandonada, confiaban que más de uno optara por el campo como medio de vida. Pero las expectativas no se vieron cumplidas y en cuanto los aspirantes a agricultores sopesaron el trabajo y los gastos que tenían por delante -un invernadero requiere una inversión superior a 30.000 euros-, muchos se echaron atrás. Entre las dos cooperativas consiguieron incorporar una veintena de proveedores, una cifra que resulta insuficiente. Pero quedan otros territorios por explorar. En la zona de Ordes, Horsal ha cerrado acuerdos para producir repollo, cebolla y grelos.
Se adelanta el kiwi
Noviembre es también la época de recoger el kiwi, un fruto que en las cooperativas de O Salnés tiene un peso importante. Pero esta temporada se adelantó la recolección, y no porque el kiwi estuviera especialmente maduro. De hecho, mucha fruta no alcanza aún los niveles adecuados de azúcar. Los cosecheros madrugan para arrancarlo de la planta para evitar que se los roben. El kiwi es fácil de coger y suele cultivarse en parcelas apartadas de las poblaciones, lo cual facilita la acción de los amigos de lo ajeno. Este querer asegurarse la producción antes de que se la lleven está llenando los almacenes.