El acceso a la variante de Marín sobre la ría costará 9 millones

Serxio Barral Álvarez
serxio barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Aunque Concello y Xunta han rechazado reiteradamente el enlace por su excesivo impacto, se resignan a asumir el diseño de Fomento

26 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Queda claro que no Ministerio de Fomento, goberne quen goberne, mandan os técnicos». La frase es del alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, y la pronunció el pasado miércoles ante el conselleiro de Infraestructuras, la alcaldesa de Marín y otros cargos del PP durante la visita que cursaron a las obras del tramo final de la variante de Marín.

Lores aludía a la batalla que han venido manteniendo tanto el Concello de Pontevedra como la actual Xunta para conseguir que Fomento desestimara el plan de enlazar la variante con la PO-11 directamente sobre la ría. El alcalde constata que son los técnicos los que mandan pues ni con el PP, en tiempos de Álvarez Cascos al frente de Fomento, ni con el PSOE, con Magdalena Álvarez o José Blanco en el ministerio, se consiguió desde Pontevedra y Santiago que Madrid accediera a cambiar el diseño del enlace.

Xunta y Concello se resignan a la evidencia y asumen que el enlace será como quiere Fomento: una glorieta elevada 11 metros en el lugar en el que ahora se accede desde la autovía hacia la AP-9. «É unha auténtica aberración que imos acabar lamentando», considera el portavoz municipal del PP, Telmo Martín, que durante la última campaña electoral retomó el asunto.

Una aberración que va a costar a las arcas públicas nada menos que 9,06 millones de euros, a mayores de los 37,7 que cuesta el tramo O Regueiriño-PO-11 de la variante de Marín. La financiación del enlace correrá a medias entre la Xunta y Fomento, que firmarán, según anunció el conselleiro Agustín Hernández, el correspondiente convenio en el mes de septiembre.

«Nós queríamos sacar a autovía da beira do mar», insistió el titular de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, y por ello se trató de trasladar el enlace directamente a la AP-9 o hacia el interior de la autovía de ronda o PO-11.

Todos los esfuerzos y propuestas fueron en vano. Pese a que la Xunta construye y paga la variante de Marín, es Fomento quien tiene la competencia sobre el enlace porque conecta el nuevo vial con la red de altas prestaciones del Estado. Es decir, con el acceso a la AP-9.

Incorporación al carril izquierdo

Y el empecinamiento de Fomento en construir el enlace pegado al mar, obstaculizando así una hipotética recuperación de la fachada marítima si algún día Ence acaba abandonando su actual ubicación, solo se entiende como vía para resolver la incongruencia del actual enlace, que obliga a quienes salen de la AP-9 hacia la autovía a Marín tengan que incorporarse en el carril izquierdo, de adelantamiento.

Concello y Xunta asumen la inminencia de una obra que ni la administración local ni la autonómica desean. «Todo sexa por resolver un problema viario de moitísima envergadura», insiste Hernández, para quien la variante de Marín no podía seguir esperando.