«Llego a Pontevedra en el estribillo de mi vida profesional»

Alfredo López Penide
lÓPEZ pENIDE PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

El roquero de Carabanchel desgranará esta noche los temas «inevitables» de su carrera y alguno de Leño

13 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Rosendo, quien contará con los pontevedreses Los Motores como teloneros, inaugurará esta noche los conciertos de A Peregrina. El de Carabanchel confía en que el espectáculo «salga bien, aunque nunca se sabe. Tengo buenas expectativas. Pontevedra es una zona que conozco y me apetece». De cara al concierto, promete «un repaso a un montón de canciones de toda mi colección de discos haciendo un poco hincapié en lo último. Los inevitables van a caer y un recuerdo a Leño, también. La gente va a pasarlo bien y no hay que insistir demasiado en ofrecer algo que no esperan».

-¿Cómo lleva ser uno de los mitos vivientes del rock español?

-Pues te da que pensar que ya son muchos años en la carretera. Inevitablemente llevo casi cuarenta años tocando y supongo que eso es una categoría, no sé si para bien o para mal.

-Parafraseando el título de su disco más reciente, ¿cuesta llegar al estribillo de las canciones?

-Sí, claro que cuesta. Unas veces más que otras, pero sobre todo cuando ya se tiene una colección de discos, como veinte LP grabados o alguno más... ¡Ufff! Ya no sabes muy bien a qué agarrarte cuando te pones a componer. Utilizó esa frase llevándola al terreno de que en mi carrera, en esta última etapa, estoy más relajado, más desahogado y reconocido. Vamos a decir que llego a Pontevedra en el estribillo de mi vida profesional.

-¿Qué supuso juntarse de nuevo con sus compañeros de Leño?

-Era algo que nos quedaba por hacer. Nos habían tentado muchas veces y ha habido presión de todo tipo por parte de la gente que nos conoce y nos sigue... Era algo que nos apetecía y aprovechamos la circunstancia del disco homenaje que salió -Bajo la corteza- para hacer una gracia y, de alguna manera, dejar claro que el espíritu Leño se sigue manteniendo vivo aunque a nivel profesional ya no tendría sentido.

-¿Cómo se siente viendo que chavales cantan temas que cuando fueron grabados por Leño no eran siquiera proyectos en las barrigas de sus madres?

-Es una forma de reconocimiento. Pensar que el grupo hace años que no existe como tal y que las nuevas generaciones, que no lo pudieron ver en vida, lo escuchan todavía y les gusta no deja de ser un reconocimiento. Y muy importante, quizás el que más porque es el que te hace sentir que lo que hacías tenía continuidad y peso, y que mereció la pena.

-Uno de los miembros de estas nuevas generaciones es su hijo, Rodrigo, con quien canta uno de los temas de Bajo la corteza...

-Sí, participó un poco por lo que le toca -la leyenda dice que Rosendo abandonó en 1978 la grabación de Este Madrid, tema que interpreta ahora junto a su hijo, al tener que salir hacia el hospital por el parto- y por la cercanía, pero no tiene demasiado que ver con la forma de hacer que teníamos nosotros. Él llevó la canción a su terreno y yo... pues... muy emocionado como corresponde.

-¿Usted, al igual que Barricada o Extremoduro, son músicos a extinguir en el mercado actual?

-Me da la sensación de que es el mercado actual el que se va a extinguir. Es horrible la situación a nivel discográfico. Son etapas, los grupos tienen una vigencia y se van renovando, aunque está claro que hay una generación de chavales muy jóvenes que parten de la fórmula que quizás empezamos en aquella época y que se ha venido en llamar rock urbano, que es el rock?n?roll sin pretensiones de la gente de la calle o del barrio. Hoy en día es algo que tiene sentido y un hueco.

-Hace tres años, en otra entrevista, me dijo que no le dispararía a nadie pan de higo. ¿Ha cambiado de opinión?

-Se lo dispararía a los políticos, en general. Parece que no se enteran de que la gente tiene problemas e ideas, y, en la mayoría de ocasiones, no se les tiene en cuenta. Me parece que es el problema a resolver y no se lo están tomando muy en serio.

-Esta claro que el rock tiene que ser contestatario.

-Sí, sobre todo porque siempre hay algo por lo que despotricar. Si en algún momentos nos sintiéramos muy felices haciendo nuestra vida normal, no sé si nos moriríamos de pena. El rock tiene un punto de rebeldía. Es inevitable.

-¿Qué espina tiene aún clavada?

-No haber tocado fuera, en el extranjero. Toque una vez en México, que no fue una experiencia muy agradable, y en Londres tocamos hace poco, pero lo hicimos para españoles. Sigo pensando que es la espinita que me queda. Tal vez, lo que hago es muy local y que no tiene mayor trascendencia fuera de aquí, pero sí que me hubiera gustado viajar al extranjero y tocar fuera, en otros países.

rosendo cANTANTE