Que un teatro repita obra y cartel en Pontevedra no es algo muy frecuente. Pero el ingenioso y divertido drama que Woody Allen escribió para los escenarios sobre las meteduras de pata de los adúlteros lo ha conseguido. Y por partida doble. Si el pasado año el montaje dirigido por la actriz Verónica Forqué y protagonizado por María Barranco y Miriam Díaz Aroca se ganó el favor del público, ahora quienes quieran repetir o aquellos que se quedaron sin entrada tendrán dos funciones para elegir el próximo sábado.
Barranco se pone en la piel de Phyllis, una mordaz psiquiatra del Central Park West de Manhattan que sufre el adulterio de su marido, un atractivo abogado, mientras que Díaz Aroca le da la réplica sobre el escenario con el papel de la amiga y confidente y, a la vez, la primera sospechosa en la lista de la protagonista para ser la amante de su marido. La trama se complica con la llegada de este último, uno de los maníacos depresivos que tan a menudo retrata Allen en su cine, y la de su joven amante, para más inri, paciente de la psiquiatra.
Uno de los fuertes de Adulterios, según han destacado directora y protagonistas, es que sus diálogos sobre el sexo y la infidelidad no pasan por alto los tabúes ni tampoco las frases lapidarias, propias del universo del cineasta neoyorquino. Verónica Forqué, que con este montaje aborda su segunda incursión en la dirección teatral después de La tentación vive arriba, había destacado que se trata de «una función muy descarada, frenética, con tacos y muchas barbaridades....». «No es como las películas de Allen, que son más sutiles. En este sentido, es una comedia brutal». Y en el mismo sentido se pronunció María Barranco: «Lo que dice por esa boquita Phyllis, la psiquiatra, no tiene desperdicio». Por su parte, Díaz Aroca define a Carol, su personaje, como una mujer que muestra «ternura y descaro» en una vida personal que la siente «como un desastre».
Adulterios, cuyo elenco se completa con Fernando Acaso, Paloma Bloyd y Fermí Herrero, se estrenó en agosto del 2008 en Avilés y a lo largo de estos dos últimos años ha recalado en más de medio centenar de localidades españolas.