Salcedo rinde homenaje a su vecino más ilustre

chelo Lago consuelo lago@lavoz.es

PONTEVEDRA

24 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace unos meses, con motivo de las celebraciones del Bicentenario de la Batalla de Ponte Sampaio contra los franceses, unos vecinos de Salcedo escucharon por primera vez que uno de sus parroquianos había llegado de aquella, hace más doscientos años, ni más ni menos que a ser ministro de Justicia. Se pusieron a indagar para ahondar en la figura política e intelectual de Pedro Acuña y Malvar y supieron de su existencia y de su meteórica carrera política durante el reinado de Carlos IV. Y para darla a conocer celebraron ayer un homenaje a ese personaje, que fue sacerdote afrancesado y sobrino de otro ilustre, Sebastián Malvar y Pinto, el arzobispo Malvar.

Para recabar datos sobre el insigne vecinos, sus parroquianos constituyeron un colectivo formado por las asociaciones culturales y vecinales de Cabanas, Héroes do Campo da Porta, Salcedo Norte, San Martiño, comisión de Santa Rita, Comunidad de Montes y Asociación Músico Cultural. Y se dedicaron a investigar. Como los portavoces del colectivo comentaron «aínda está incompleta a biografía, pero nestes dous últimos meses fúmonos enterando de moitas cousas», a pesar de que algunos archivos donde debería aparecer constancia de sus acciones tienen las hojas arrancadas. Ángeles Jar añadió que «ao marxe de que a súa figura sexa aplaudida por uns e repudiada por outros, queremos dar a coñecer a un home desta parroquia que chegou onde chegou, un pouco pola súa valía, un pouco por ambición, pero chegou a onde non o fixo outra moita xente que tamén o pretendería».

Al igual que su tío y sus dos hermanos, Pedro Acuña fue sacerdote. Nació el 12 de abril de 1755 en el lugar de Matalobos-Salcedo, en el seno de una familia de labriegos. Como tantos otros en su tiempo, para prosperar se inventó un escudo y unos antecedentes nobles, constando en algunos archivos que es descendiente de Don Fruela, como comentó Ángeles Jar. Ramón López incidió en que «parece que cada un dos irmáns estaba vinculado a unha corrente política diferente, o que para moitos foi unha estratexia familiar, para ter asegurado o patrimonio». Pedro Acuña fue un afrancesado que estudió en el colegio mayor de San Salvador de Oviedo y logra el título de doctor por Salamanca. La estrecha relación que mantuvo con personajes de la relevancia del primer ministro de Carlos III, Floridablanca, o Aranda y Godoy, lo llevaron a desarrollar una meteórica carrera política en la corte. En 1791, con 36 años, pasa a ser miembro del Consejo de Castilla y un mes después, ocupa el puesto de camarista de Castilla. En julio de 1792 es nombrado ministro de Gracia y Justicia, cargo que desempeña hasta enero de 1794 en que es nombrado conselleiro de Estado. Pero los momentos convulsos históricos que le tocó vivir y su postura progresista y contraria a las monarquías absolutistas empezó a traerle problemas tras la revolución francesa y la posterior invasión y Guerra de la Independencia. En 1808 fue perseguido, teniendo que exilarse en Francia y de regreso al domicilio familiar, el Pazo de Gandarón en Salcedo -hoy sede de la Misión Biológica de Galicia- fue detenido y enviado preso al castillo de San Antón en A Coruña, tras ser paseado en burro para mayor escarnio. En mayo de 1811 el fiscal solicita por escrito su puesta en libertad. Y muere en Madrid en 1814, después de donar su importante biblioteca y una rica colección de tapices al cabildo de la catedral de Santiago. En dicho templo, por cierto, reposan los restos de su hermano menor. De los suyos nada se sabe, aunque se supone que estarán en Madrid. Conferencia. El doctor en Ciencias Políticas Xosé Luís Barreiro Rivas habló en la iglesia de Salcedo, convertida en inusual sala de conferencias, sobre el clero gallego afrancesado y la figura del homenajeado, en presencia de numerosos vecinos que llenaban el templo. Entre los asistentes estuvieron el decano del colegio de Abogados, Eloy Artime y los concejales Anxos Riveiro, Teresa Pedrosa, Telmo Martín y Lois Bará. También estuvo presente el director del Museo, Carlos Valle Pérez. Tras la charla y una misa, en el atrio de la iglesia se procedió a descubrir un monolito de piedra, de unos 3.500 kilos y realizado en la Escola de Canteiros, con una placa en la que se recoge el homenaje a Pedro Malvar de sus vecinos de Salcedo. Para finalizar el acto, intervino la Banda de Música de Salcedo.