Un retablo centenario

Chelo Lago redac@lavoz.es

PONTEVEDRA

03 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La parroquia de Santa María la Mayor vivió con especial intensidad este año que acaba de terminar, pues no en vano celebró su milenio con multitud de actos, entre los que se incluyó la visita de vírgenes de santuarios de toda Galicia hasta la Basílica. Pero no es el único aniversario que se produjo pues precisamente en el 2009 se cumplió el primer centenario del precioso retablo del altar mayor del templo, así como también del púlpito, del Vía Crucis y de las vidrieras. De tal efemérides se hizo eco el último número, el 11, de la revista de la Asociación de Vecinos San Roque, con un artículo firmado por Gonzalo González Lorenzo. El autor recuerda que a principios del pasado siglo XX, el mal estado del retablo, que data del siglo XVII, hizo necesario un plan de restauraciones en la iglesia, constituyéndose en 1906 una comisión de obras que presidió el entonces párroco, Arturo Montes, y en la que estaba el presidente de la Sociedad Arqueológica, Sampedro Folgar.

El proyecto seleccionado fue el presentado por el arquitecto diocesano López Rego y el retablista compostelano Maximino Magariños. El retablo, tallado en maderas de castaño y nogal es, probablemente, la obra más importante de Maximino Magariños, junto con el de la capilla de las Reliquias de la Catedral de Santiago, también de su autoría. El trabajo de la Basílica le fue encargado en 1906, cuando el artista ya era un reconocido escultor e imaginero. Finalizó su obra en Santiago en el año 1909, tal y como consta en el friso, en el que también pueden verse las firmas de López del Rego, además de la del propio Magariños, y los bustos del cardenal José Martín de Herrera, entonces arzobispo de Santiago, del párroco de Santa María y otro atribuido al propio autor. Y ese mismo año se instala en la Basílica. El retablo está formado por tres grandes paneles. El central está presidido por la Asunción de la Virgen con las figuras de cuatro apóstoles debajo, y en los laterales, figuran la Anunciación y la visita de María a Santa Isabel.

El Vía Crucis, también de Magariños, fue entregado en el mismo año que el retablo y el púlpito, en cuyo pilar figuran los ángeles en posición vertical y su capitel soporta la plataforma en la que se encuentra un coro de ángeles. Además, en la baranda de su escalera están esculpidas escenas de los profetas, y en el antepecho, los bustos de Jesús, de los evangelistas y un escudo papal. Vidrieras. Por lo que respecta a las vidrieras, Gonzalo González Lorenzo supone en su artículo que antes de 1909 no existían o estaban muy deterioradas, puesto que fue entonces cuando se colocaron las actuales del altar mayor, que habían sido encargadas al taller de A. Bolinaga, que trabajaba en León. Se trata del mismo autor al que, unos años antes, le habían encargado las vidrieras de la Catedral leonesa. En los bocetos de las vidrieras que se conservan en el Museo Provincial de Pontevedra figuran tanto la firma como la procedencia del autor.